Nadie lo hubiera esperado para una película con 40 años de vida y largas tres horas de duración. Cuando en marzo del año pasado se reestrenó El padrino en Chile, la asistencia promedio fue de mil personas por sala. A la larga, la cinta de Francis Ford Coppola lograría 31 mil espectadores. Fue, según los responsables de su distribución, todo un logro para un largometraje que muchos han visto por televisión y que ha tenido dos ediciones en DVD y una en Blu-ray.
La buena recepción al clásico gangsteril gatilló el año pasado el reestreno de Caracortada (1983), de Brian De Palma, y luego de Casablanca (1942), de Michael Curtiz. Ahora, adelantándose a los 40 años del estreno del filme original en 1974, se exhibirá El padrino II, la más larga de las cintas de la saga y, según consenso general, la mejor. Es también la que se llevó la mayor cantidad de premios Oscar. En total obtuvo seis estatuillas, entre ellas Mejor Película, Director, Guión, y Actor Secundario para Robert De Niro, como el joven Vito Corleone. No ganó el que para muchos era el más merecido de sus reconocimientos: Mejor Actor para Al Pacino, como Michael Corleone.
La versión de El padrino II que desde noviembre se podrá ver en salas locales fue digitalizada y tiene sonido Dolby Surround. Las copias no son en 35 milímetros, sino que digitales. Tal cambio significa mayor definición en la imagen y precisión en el sonido ambiente.
Con tres horas y 20 minutos de duración, El padrino II es mucho más ambiciosa que su predecesora, reuniendo dos historias que se relatan en forma paralela. Está, por un lado, la niñez, juventud y temprana madurez de Vito Corleone (Robert De Niro), desde que presencia el asesinato de su hermano y su madre en Sicilia hasta que logra transformarse en el hombre más respetado de su barrio. En otro nivel se cuenta la consagración definitiva de Michael Corleone, su hijo, como el jefe mafioso más temido en el mundo del crimen organizado, con negocios en Las Vegas, Hollywood y Cuba. Pero, sobre todo, en esta cinta Michael Corleone termina de transformarse en un antihéroe de proporciones trágicas, capaz de destruir sus lazos familiares para darle camino a su ambición.
Las escenas de antología de esta segunda parte sobran. Está la celebración de Año Nuevo en Cuba, cuando Michael le dice a su hermano Fredo que se enteró de su traición ("Sé que fuiste tú, Fredo, rompiste mi corazón"); la escena siciliana en que el joven Vito asesina a Don Ciccio en su propia mansión; la reunión entre Michael y el senador Geary con el objetivo de comprar los casinos de Nevada ("Senador, todos somos parte de la misma hipocresía").
El padrino II, que en abril del año pasado se reestrenó también en EE.UU., integró entre 1992 y el 2002 la lista de las 10 mejores películas de todos los tiempos de la prestigiosa revista británica Sight and Sound. La elección es hecha habitualmente de acuerdo a una consulta que reúne a más de 100 críticos de cine y 50 realizadores a nivel mundial.
A diferencia de lo que sucedió en El padrino, en esta producción Coppola tuvo casi el absoluto control de cada uno de los detalles de filmación. Hubo, sin embargo, un par de inconvenientes graves. El primero tuvo que ver con el montaje: tres semanas antes del estreno, productores y periodistas accedieron a un primer corte y estuvieron de acuerdo en que el montaje paralelo de las historias de Vito y Michael era un desastre narrativo. Nada se entendía. Coppola y su editor remontaron rápidamente las escenas y ese fue el corte que finalmente se pudo ver en salas.
El otro incidente fue más delicado. Al Pacino objetó seriamente el guión poco antes del inicio del rodaje y amenazó mediante sus abogados que no participaría en el filme si es que no se cambiaban varios episodios. Coppola, acordándose del trabajo contra el tiempo de El padrino I, reescribió varias secciones durante una sola noche y le envió el guión a Pacino. Sólo esos cambios le hicieron entender que en El padrino II valía la pena otra personificación como Michael Corleone.