Los coletazos por el referendo de Escocia -en el que los que están a favor de mantenerse como parte de Reino Unido se impusieron con 55% de los votos frente a 45% de los independentistas- se siguen sintiendo, al punto que se abrió un debate en todo el país sobre la posibilidad de establecer un estado federal.
Eso debido a que, como una forma de contener el auge independentista en Escocia, los tres principales partidos políticos británicos -conservadores, laboristas y liberal demócratas- se comprometieron antes de la votación del jueves pasado a entregar más autonomía a Escocia si el electorado votaba por el No a la separación. Sin embargo, una vez constatado un claro triunfo de la opción unionista, el primer ministro David Cameron consideró que la "devolución" de poderes debía ir en paralelo a unos cambios autonómicos en Gales e Irlanda del Norte, pero en especial a Inglaterra, ya que es la única región de las cuatro que componen Reino Unido sin órgano legislativo.
Hasta ahora el Parlamento escocés y las asambleas galesa y norirlandesa se encargan de legislar asuntos locales como medioambiente, educación, agricultura o pesca, pero Inglaterra no tiene un organismo propio, por lo que todo está en manos del Parlamento nacional de Westminster.
Cameron es partidario de que los parlamentarios escoceses en Westminster no voten en competencias que afectan exclusivamente a Inglaterra, así como los diputados ingleses no tienen voto en asuntos escoceses.
Así la idea del federalismo ronda con más fuerza en el país. En una columna publicada en el diario The Guardian, el historiador Timothy Garton Ash señaló que "el Reino Federal de Gran Bretaña es lo que los británicos necesitan ahora; de otra forma, Reino Unido se convertirá en un Reino Desunido". Por su parte, el líder del Partido de la Independencia de Reino Unido (Ukip, euroescéptico), Nigel Farage, dijo en una entrevista con la cadena BBC, que el "tema ahora es cómo creamos un Reino Unido federal justo", que -explicó- debe devolver los poderes a las regiones.
Así, Cameron evaluó ayer con destacados miembros de su partido un plan autonómico para Inglaterra. Según los analistas, esta cita es vista como un mensaje claro que el primer ministro quiere enviar al electorado inglés de que el gobierno también protegerá sus intereses. Esto molestó a los laboristas, porque consideran que se trata de un asunto constitucional serio que debería ser evaluado primero por una convención. Con un plan para Inglaterra, los laboristas perderían poder en el Parlamento de Londres, ya que tienen 40 diputados elegidos en Escocia.
Al finalizar el encuentro de Cameron con los tories, el ex canciller británico, William Hague, afirmó que la cuestión de la devolución de poderes ingleses es un tema que ya no puede "evitarse" durante más tiempo e insinuó que podría constituir un "problema" electoral de cara a los comicios generales de 2015.