Referendo de Erdogan polariza a Turquía y la aleja de la Unión Europea
El principal partido opositor denunció que 2,5 millones de votos no tienen sello. Erdogan planteó hacer referendos para reinstaurar la pena de muerte y por la adhesión al bloque.
Turquía amaneció hoy sumida en un ambiente de profunda polarización. Esto luego que el Presidente Recep Tayyip Erdogan consiguiera el domingo una victoria en el referendo constitucional con el 51,4% de los votos y que la oposición pidiera la anulación de la consulta tras denunciar una serie de irregularidades.
Entre los problemas que plantea el opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata y el segundo en el Parlamento) está la presencia de 2,5 millones de papeletas o sobres que carecen del preceptivo sello de la mesa electoral y que según este partido podrían ser "todos falsos". De ser así, el resultado podría sufrir un vuelco, dado que el "Sí" se impuso con una diferencia de 1,3 millones de votos.
A esos llamados se sumó el de una misión conjunta de la Osce (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) y el Consejo de Europa, que consideró que la campaña no se había llevado a cabo de forma equitativa y que el referéndum no había estado "a la altura de los criterios" europeos.
"Preparan un informe a su conveniencia (...) ¡Manténganse en su lugar!, respondió Erdogan en un discurso pronunciado hoy en el palacio presidencial ante miles de seguidores. "No queremos y no tenemos en cuenta cualquier informe que ustedes puedan preparar", agregó.
En su discurso en Ankara, Erdogan volvió a adoptar un tono firme respecto a la Unión Europea (UE). Por un lado, planteó incluso la posibilidad de celebrar un referéndum sobre la continuación o no de las negociaciones de adhesión de Turquía al bloque. "Ellos nos hacen esperar a la puerta de la Unión Europea desde hace 54 años, ¿no es así? Nosotros podemos ir ante nuestro pueblo, y obedeceremos su decisión", declaró.
A esto se suma, que ha reiterado su promesa de convocar a una consulta sobre la reintroducción de la pena de muerte, abolida en 2004, si no se llegara a aprobar en el Parlamento. Esto es una suerte de "línea roja" para la Unión Europea, como lo recordó hoy el ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault, y significaría una ruptura con el bloque.
Las relaciones entre Turquía y la UE se degradaron mucho en los últimos meses, después de que el presidente acusara de realizar "prácticas nazis" a algunos países europeos que habían prohibido actos de la comunidad turca a favor del "Sí".
El sultán
Para los analistas occidentales, los resultados del domingo reafirman a Erdogan como un "temible animal político que ha ganado todas las elecciones (una decena) desde la llegada al poder de su colectividad, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista y conservador en lo político), en 2002. Según la agencia France Presse, su reputación de político duro ha aumentado desde el intento de golpe de Estado del 15 de julio.
"El presidente, que domina la política turca desde hace 15 años, parece determinado a marcar la historia de su país. 'Un hombre muere, su obra sobrevive', suele repetir el jefe de Estado, que multiplica las referencias a los sultanes", señaló la agencia.
La mayor parte de la reforma constitucional, que le permitirá a Erdogan gobernar hasta 2029, comenzará a regir una vez que se celebren las próximas elecciones generales y presidenciales, previstas para noviembre de 2019, fecha en la que Erdogan tendrá todo el poder ejecutivo en sus manos, con la posibilidad de gobernar por decreto y una fuerte influencia sobre los poderes judicial y legislativo.
No obstante, según la agencia Efe, tres puntos se implementarán pronto. Erdogan recuperará su carné de miembro del AKP, que tuvo que abandonar al asumir el cargo de presidente, en 2014. También se reducirá el Alto Consejo del Poder Judicial de 23 a 13 miembros, de los que cuatro serán nombrados por el presidente y siete por el Parlamento, a lo que se añaden el ministro de Justicia y su secretario. Se pondrá fin a la presencia de dos representantes militares en el Tribunal Constitucional, reduciendo este órgano de 17 a 15 miembros.
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