Según las investigaciones que realiza el Centro de Estudios del Quaternario (Cequa) en el Parque Marino Francisco Coloane, ubicado al suroeste de Punta Arenas, se ha detectado un incremento en la llegada de nuevos ejemplares de ballenas jorobadas hasta ese lugar.
En esa zona, explicó el biólogo marino Jorge Acevedo, existen registros de la presencia de 143 cetáceos identificados hasta diciembre de 2012, que superan en un 1.200% los 11 ejemplares que se avistaron en 2003, cuando comenzaron los estudios.
“Cada año vienen los mismos y nuevos ejemplares. Si se grafica ese dato, la tendencia va en aumento, porque la población ha ido creciendo”, explicó el investigador. Y añadió que se ha detectado que un 75% regresa luego de terminar el proceso de reproducción en Colombia o Costa Rica.
Las ballenas jorobadas miden entre 15 y 18 metros y su cola tiene un ancho aproximado de tres metros. Estos mamíferos marinos pesan entre 50 y 70 toneladas, y en promedio viven 70 años.
AVISTAMIENTO
Además de las investigaciones científicas que se realizan en ese sector protegido, el turismo también tiene un espacio. Ambas actividades conviven buscando la armonía necesaria para no afectar la vida de las ballenas.
La empresa Aventura Sur Turismo realiza navegaciones hacia el sector donde se encuentran los cetáceos desde 2009. Los viajes hasta esta temporada eran de tres días, pero debido a la demanda de los pasajeros, se creó una nueva ruta de tipo full day, que permite realizar el viaje en 26 horas.
“Los turistas navegan en nuestra embarcación desde el Fuerte Bulnes hasta el sector del parque marino, donde pueden avistar las ballenas, y también bajar al glaciar de Isla Santa Inés”, detalló el gerente Juan José Salas.
Según explicó la directora regional de Sernatur, Andrea Téllez, esta ruta ya no sólo es de alto interés de extranjeros, pues también se ha incrementado la frecuencia de visitantes nacionales. El trabajo se centra no sólo en fomentar la llegada de más turistas, sino también en proteger el ecosistema. “Este es un producto sustentable que nos interesa promocionar cuidando nuestro medioambiente, porque esta es un área protegida”, explicó Téllez.
Para la realización de la actividad turística existen ciertos protocolos de avistamiento que minimizan el estrés de los animales y el impacto, indicó el biólogo marino Jorge Acevedo. “La manera de aproximarse se debe realizar siempre detrás, y navegar a velocidad moderada y constante, que no sea mayor a la que se desplazan las ballenas”, puntualizó el investigador.
Además, se debe mantener una distancia mí- nima de aproximación 100 metros.
Cada temporada llegan entre 300 y 500 personas hasta el extremo sur del país para efectuar los viajes.