¿En qué parte del mundo existe este sistema? preguntaron los generales cuando la Junta Militar se reunió con el ministro del Trabajo y Previsión Social, José Piñera, a zanjar si se cambiaba el sistema previsional chileno. Era el 14 de octubre de 1980 y fue la reunión más larga de las cuatro que hubo entre Piñera y la Junta para cerrar el tema.

José Piñera los miró a todos, recuerda Fernando Matthei, el único sobreviviente de la Junta Militar presente en esas reuniones. Y lo que dijo generó aún más dudas entre las Fuerzas Armadas.

-¿En qué parte del mundo existe este sistema?-, le habían preguntado los generales.

-En ninguno-, fue lo que respondió José Piñera.

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El debate sobre el sistema previsional y la inconformidad con las pensiones que están pagando las AFP se reinstaló con fuerza esta semana, luego de que estallara el escándalo por la millonaria jubilación en Gendarmería obtenida por Miriam Olate, la ex esposa del diputado Osvaldo Andrade, y que se activaran marchas en 40 ciudades del país el domingo pasado. Sólo en Santiago marcharon 90 mil personas, según datos de Carabineros, las que reclamaron por el bajo monto que reciben las personas al jubilarse en el sistema privado. Según cifras de la Superintendencia de Pensiones, en mayo pasado, el promedio de las pensiones pagadas por las AFP alcanzó los $ 207.382, eso sin considerar los aportes solidarios del Estado.

La alta convocatoria de la protesta, que avanzó bajo el lema de No+AFP, obligó a sectores del oficialismo a exigir al gobierno que apresure las indicaciones que debe enviar al Congreso para avanzar en la tramitación del proyecto de ley para crear una AFP estatal y cumplir así el compromiso de introducir mayor competencia al sistema. “Esa marcha hay que tomarla con seriedad”, señaló el ex Presidente Ricardo Lagos el lunes 25 de julio, al término de una ceremonia en La Moneda por el lanzamiento del libro Vocación de Paz, que explicita la política exterior de Chile.

“Siempre debemos escuchar a los ciudadanos y ciudadanas, especialmente cuando se expresan de manera pacífica y organizada”, aseguró la Presidenta Bachelet poco después de la intervención de Lagos.

La Mandataria insistió en que desde hace mucho tiempo están buscando la forma de enfrentar el tema previsional a través de la creación de una AFP estatal y del diseño de una hoja de ruta.

La duda es cuánto y en qué forma se va a cambiar la dirección tomada hace 36 años.

José Piñera, el ideólogo de la reforma, anunció el viernes de esta semana, en una carta enviada a sus cercanos, su regreso a Chile. Precisamente para defender su sistema de fondo de pensiones y el módelo económico.

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Varios de los protagonistas de las reuniones que desencadenaron en el cambio de sistema  ya no están. De la Junta Militar sólo queda Fernando Matthei. El ministro de Salud de la época, el general Alejandro Medina, falleció, mientras el jefe de Estado Mayor, el general Santiago Sinclair, de 89 años, dice no recordar nada sobre el tema.

Quien sí recuerda, a sus 91 años, es el mismo comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Fernando Matthei, quien dice que el primero que se le acercó a hablar sobre las pensiones fue Miguel Kast, ministro de Odeplan. “Me explicó que las platas de los fondos se habían mal invertido en bienes que valían cero. Y después había que pagar las pensiones. Lo que le pasa a Grecia o a España hoy es lo que nos habría pasado a nosotros. Sí o sí había que hacer algo para enfrentar la deuda que el país iba a adquirir con los que iban a jubilar”.

A pesar de que está dispuesto a contar su versión de la historia, Matthei no quiere hablar ni de las marchas ni de cómo funciona el sistema hoy: “No me pregunte hoy día lo que piensa la gente, porque soy un dinosaurio”, aclara.

Según las actas de la época, hubo cuatro reuniones para resolver el tema de un nuevo sistema previsional. La primera, el 28 de enero de 1980, en la que básicamente se iniciaba la discusión. La segunda fue bien entrado el año, el 14 de octubre, y tuvo momentos de tensión en la que varios generales se oponían a que las pensiones pasaran a privados. Luego vinieron dos sesiones más: una a fines de octubre, en la que se discutía principalmente cómo dejar a las FF.AA. fuera del sistema, y una última, la del 4 de noviembre, donde finalmente se da el puntapié inicial al nuevo sistema previsional con la firma de la Junta entera.

Matthei no tiene dudas de que José Piñera fue el principal promotor del nuevo sistema, aunque había un equipo detrás. También apoyaban el fallecido ex ministro de Odeplan Miguel Kast, sobre todo en un principio, y Sergio de Castro, ministro de Hacienda. Piñera, antes de que empezara la discusión para cambiar el sistema previsional, iba a visitar a Matthei y a los generales de la Junta a sus oficinas. Era un trabajo de lobby previo, de preparación, para cuando la Junta Militar lo recibiera formalmente junto a sus asesores para discutir el tema.

Matthei recuerda que, de antemano, estaba a favor de cambiar el sistema antiguo. Y lo recuerda así: “El sistema era operado por señores designados, quienes invertían el dinero. Te ofrecían casas, lo que se prestaba para abusos. Por ejemplo, yo, que nunca tuve pitutos, nunca saqué una casa fiscal. Un compañero de curso mío, que hoy está preso y era yerno de un general de Ejército y en la caja trabajaba una de sus cuñadas, sacó tres casas fiscales. Y un jefe mío sacó cinco casas. El sistema se prestaba para influencias de familias. Así era para los que tienen pitutos. Para los tiesos de mecha, nada. Y yo era tieso de mecha. Nunca quise deberle un favor a nadie, porque me lo iban a cobrar”.

Claro que había un problema. El Ejército, con Pinochet incluido, estaba totalmente en contra de que los fondos fueran administrados por privados. En las actas queda registrado que Pinochet, quien era partidario de que las pensiones las manejara el Banco Central, tenía miedo de que el poder empresarial creciera al punto de que se transformaran en los “dueños del país”. Pinochet sospechaba profundamente de los empresarios y así quedaba escrito en el acta 398-A del 14 de octubre de 1980: “Como se acaba de expresar, yo también estoy de acuerdo con el sistema en cuanto a que debe modificarse la Ley de la Previsión”, decía Pinochet. “Eso lo he manifestado constantemente. Pero también he dicho que no estoy de acuerdo en el problema ese de que los capitales vayan a la parte privada. En realidad, no discrepo de ello, sino que me choca, por estimar que los señores empresarios aún no están en capacidad para administrar 97 millones de dólares mensuales”.

Luego preguntaba: “¿Quién administrará la plata? Eso me produce alergia, porque también sé que hay varios señores, que se están haciendo millonarios en este país, que han enviado gente a estudiar el sistema, porque desean operar en él. También estoy consciente de eso”.

Además, muchos militares tenían cargos en las antiguas cajas de pensiones, lo que generaba más anticuerpos. Martín Costabal, miembro del equipo formado por José Piñera y en esa época era un Chicago asesor del Ministerio de Economía, recuerda que los marinos estaban más abiertos al cambio y que ellos bromeaban “que el proyecto estaba siendo trabado por la “marea gris”.

Costabal era parte de un equipo que incluía a Hernán Büchi y Alfonso Serrano, subsecretario de Previsión Social. Hoy recuerda que por más de un año, comenzando a principios de 1979,  el equipo se reunía dos veces por semana y que se repartían diferentes tareas para dejar el proyecto a punto para que José Piñera lo presentara. La idea ya había estado insinuada en El Ladrillo, el libro de principios de los 70, que terminaría delineando la política económica a seguir por el régimen militar.

En su libro sobre la reforma, El Cascabel al Gato, José Piñera recuerda que el triunfo del gobierno en el plebiscito constitucional de septiembre de 1980 fue interpretado por las autoridades militares como un espaldarazo a la marcha del gobierno, lo que le dio pie para plantear su reforma de manera más profunda. Nunca pensó, eso sí, que en la reunión del 14 de octubre de ese mismo año se encontraría con una oposición tan abierta de los militares, Pinochet incluido.

Matthei recuerda que el general Fernando Lyon, asesor legislativo del Ejército, alegó a favor del sistema antiguo y contra Piñera. Y la pregunta que le hizo al autor intelectual de la reforma fue esta:

-Ministro Piñera, usted ha estado haciendo una encendida defensa del proyecto que se ha estado discutiendo…, pero ¿se da cuenta usted de que está mutilando el poder del Estado? ¿Se da cuenta usted que este gobierno, en circunstancias políticas más adversas, podría necesitar ese poder que con este proyecto estamos sacrificando? ¿No cree usted que en este plano el liberalismo suyo nos está llevando demasiado lejos?

Piñera argumentó que el proyecto del gobierno era construir una sociedad libre y que su reforma iba en esa dirección. Hubo un silencio largo. Luego otro coronel disparó: ¿Cómo es posible que se esté comprometiendo al régimen en un proyecto tan incierto y tan discutible con esta reforma?

Piñera pensó que Pinochet iba a intervenir en su defensa, pero no lo hizo. Y fue Matthei quien habló a favor de la reforma. Así lo recuerda el propio ex comandante del aire: “El general Pinochet no estaba de acuerdo con Pepe Piñera al comienzo. El almirante (Merino) estaba muy reticente y el Ejército estaba totalmente en contra. Yo era el único que apoyaba verdaderamente a Pepe Piñera. Yo ese día, en vez de estar en la junta de referí, bajé a la platea a pelear. Y cuando Pepe Piñera, a quien rara vez se le acaban los argumentos, se chupó, yo pedí la palabra y me largué en una improvisación. Le pregunté al general Pinochet si quería que todas las imposiciones de todos los chilenos en el futuro las manejaran los políticos. ‘¿Eso es lo que usted quiere para cuando nosotros nos vayamos?’, le pregunté. Pinochet pidió 15 minutos de receso. Cuando volvimos dijo que estábamos todos de acuerdo, que cuándo firmábamos. Así se cambió la ley”.

Antes de las AFP, había 35 cajas de previsión, con 150 regímenes previsionales distintos, según Mario Douvachelle, quien era abogado y capitán de navío en 1980 y quien por 12 años fue secretario de Legislación de la Junta de Gobierno. Había cajas de empleados públicos, cajas de empleados privados, de sindicatos, de universidades, etc. “El proyecto buscaba terminar con un sistema en el que ganaban unos pocos, pero perdían la mayoría de los imponentes”, asegura Douvachelle. “El proyecto era muy curioso, porque presentaba un modelo nuevo totalmente desconocido, lo que generó muchos problemas en los comandantes en jefe”. Y recuerda uno de los principales obstáculos en la creación del nuevo sistema de pensiones: “Otro de los problemas importantes que surgió en el estudio es qué pasaba con los fondos en caso de que una AFP quebrara, qué pasaba con los imponentes y quién respondía, porque eso no estaba resuelto en el proyecto original que nos enviaron del Ministerio del Trabajo. Esa fue una situación muy desgraciada. Tal vez por intentar que las cosas salieran mejor, tuve que pelear mucho por eso. Pedí audiencia con cada uno de los integrantes de la Junta de Gobierno para hacerles ver este tema y decirles que esto había que arreglarlo. Les decía que en este país había tanto fresco, que era indudable que alguna AFP podía quebrar en el tiempo, por lo que no podía salir el proyecto sin que esto estuviera totalmente resuelto”.

De las 12 AFP que empezaron a operar en 1981, sólo cuatro siguen funcionando hoy. El resto fueron absorbidas por otras AFP o terminaron fusionadas. El sistema se inauguró con una ofensiva comunicacional potente. Don Francisco hizo varios comerciales para Provida. En uno decía: “A todos nos dieron la libertad de elegir nuestra AFP. Por ejemplo, yo elegí Provida”, mientras sonaba música clásica de fondo.

“Las pensiones, si alguien cree que eran mejor que ahora, está equivocado”, subraya Matthei. “Las pensiones siempre fueron malas, pero en ese tiempo, injustas en relación a lo que uno invertía. A mí me atraía el nuevo sistema en principio, por la dignidad que conllevaba. No son tus hijos lo que con sus ahorros, con sus descuentos, te están pagando la jubilación a ti. Eso era como una estafa piramidal, porque cuando hay más viejos y menos jóvenes para pagar pensiones friega el sistema. Y la gente tiene menos hijos y vive más. Nunca pensamos que íbamos a vivir pasados los 80 u 85 años. Hay que trabajar más años, entonces. El sistema así, no da. Yo no digo que la ley sea perfecta y no pueda ser ajustada, pero estoy hablando del principio. Yo no me arrepiento de haber apoyado el cambio de sistema”.

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Acta 399 A. 24 de octubre de 1980. Se discute si las FF.AA. estarán afectas al nuevo sistema previsional. Y se discute así: 

El señor general Pinochet, Presidente:

“Es como decir, incluimos a todas las personas, menos nosotros; nos van a criticar siempre en el futuro”.

El señor ministro del Trabajo y Previsión Social: “No, eso se solucionó”.

El señor general Pinochet, Presidente:

“Así está”.

El señor ministro del Trabajo y Previsión Social:

“No, se solucionó en la ley matriz, en que queda una comisión. ¿No es así, general Lyon?”.

El señor asesor jurídico presidencial:

“Sí. Hay dos redacciones que se están estudiando: una, podría ser una ley posterior que regulara esto; y otra, una facultad delegada”.

El señor general Pinochet, Presidente:

“En atención a la situación especial que tiene el funcionario de la Defensa Nacional o los miembros de las instituciones de la Defensa Nacional, muchos de los cuales tienen que presentarse todos los años a la Junta Calificadora donde se elimina un porcentaje enorme; a los accidentes permanentes, porque manejan elementos explosivos, etcétera, etcétera, se ajustarán a disposiciones especiales”.

Matthei, con un tazón de La Guerra de las Galaxias en su mano, en el que toma té verde, dice que puede explicar el polémico sistema de reparto, sistema que hasta hoy rige para las FF.AA. y al que también está afecto Gendarmería, institución que el mes pasado jubiló a la ex esposa del diputado Osvaldo Andrade con más de cinco millones de pesos mensuales. “Después de una carrera de 47 años en las FF.AA., en la que  me retiré a los 65 años, donde tuve los más altos cargos que se pueden tener durante 13 años, mi jubilación es exactamente de un millón 800 mil pesos. Vamos a ver a Gendarmería: cinco millones y tanto por la mitad del tiempo servido”.

¿Por qué se produce eso si es el mismo sistema previsional?

¡Ese es el glorioso sistema de reparto! Nosotros, todos, más o menos imponemos lo mismo, pero lo que sacas lo determinan en una ley los políticos, por presiones de sindicatos, entre otras cosas. Los que a ellos más les interesan, en un momento dado, son los que reciben los beneficios. Todos por ley ponemos una parte de nuestro sueldo, pero lo que sacas después no tiene relación con lo que metiste. Tal vez el 10% de mi pensión la puse yo. El resto viene del Fisco.

¿Por qué las FF.AA. no quedaron afectas al sistema de AFP y siguieron con el antiguo sistema de reparto?

La carrera artificialmente es corta. Y te entrenas y especializas para una cosa: para ser guerrero. Cuando, por una razón, no está funcionando bien, lo sacas, sin importar la etapa de su vida en que esté. No pueden subir todos juntos a generales y todos los años vas echando  gente que está trabajando perfectamente bien. No digo que no se pueda, pero se tiene que hacer mediante una forma en que las FF.AA. tienen que gastar un montón de plata en reconvertir a la gente y enchufarla a la vida civil.

“Este era un tema que nos preocupaba a todos los que estábamos estudiándolo, porque también había un tema de credibilidad de por medio”, recuerda Douvachelle. “Si el sistema era bueno, por qué los militares se quedaban afuera”.

Matthei aporta otro dato: “Nosotros eliminamos la perseguidora, que era un sistema en que a los generales y suboficiales mayores se les ajustaba su pensión para mantenerla igual a los que estaban en servicio. Y nosotros, sabiendo que éramos generales y que nos estábamos perjudicando, terminamos con la perseguidora”.

Finalmente, después de un par de años de discusiones entre los economistas liberales y los sectores militares más conservadores, el decreto que iniciaba el nuevo sistema de pensiones se firmó el 4 de noviembre de 1980 con el siguiente inciso: “No se aplicarán las disposiciones de este decreto ley a las entidades señaladas en el inciso primero del artículo 96 del decreto”. Con esto quedaban fuera del nuevo sistema la Caja de Previsión de la Defensa Nacional y la Dirección de Previsión de Carabineros de Chile.

El señor general Pinochet, Presidente:

“Debo felicitar a quienes trabajaron en la elaboración de esta iniciativa, que es clara, por su esfuerzo”.

Se aprueba el proyecto con modificaciones.

Termina la sesión a las 17.15 horas.