La reina Isabel II concluyó hoy su histórica visita de cuatro días a Irlanda, la primera de un soberano británico desde la independencia irlandesa en 1922.

La soberana visitó las ruinas de un castillo medieval también conocido como la "Roca de San Patricio", donde vivían los reyes celtas en la Edad Media, y luego recorrió un mercado popular de la sureña localidad de Cork.

La reina, que eligió para la ocasión un abrigo verde esmeralda, el color nacional de la república irlandesa, fue  elogiada por la oposición. Gerry Adams, jefe del Sinn Fain, encontró en ella "sinceras expresiones de compasión por quienes sufrieron en el curso del  conflicto" entre Irlanda y Gran Bretaña, punto central del  discurso de la monarca hace dos días en el castillo de Dublín.

"Isabel se convirtió en la estrella de la República Irlandesa", opinó hoy el diario The Guardian, citando cifras según las cuales medio millón de irlandeses siguieron por  televisión los momentos clave de la visita. Por su parte, el Irish Independent consideró que la reina  recibió "no solo aplausos de cortesía" en estos días.

Mientras tanto, Irlanda se prepara para la próxima cita, la  visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Con un  ojo puesto en los 44 millones de norteamericanos de origen  irlandés, Obama aterrizará con el "Marine One" en Moneygall, el  pueblo de donde partió en 1850 su antepasado irlandés Falmouth  Kearney.