Con un abrigo y sombrero verde y un vestido azul, el color de San Patricio, el patrón de Irlanda, la Reina Isabel II llegó a Dublín en una visita histórica de cuatro días. Y lo hace un siglo después de que en 1911, Jorge V visitara un territorio que aún no era independiente y permanecía bajo dominio de Londres.
La reina y el duque de Edimburgo fueron recibidos con flores en el aeropuerto local, y luego tuvieron una recepción de la presidenta de la república, Mary McAleese, y su marido, Martin McAleese, en la residencia oficial, en el Phoenix Park.
Tras la firma del libro de visitas y una breve charla con el primer ministro irlandés, Enda Kenny, 21 cañonazos del Segundo Regimiento de Artillería saludaron a la monarca, quien también pasó revista a la guardia de honor, compuesta por miembros de los tres ejércitos.
Después de saludar a distintas personalidades, Isabel II y McAleese plantaron un árbol, un roble irlandés, que simboliza el comienzo de una nueva era de entendimiento entre ambos países, con una situación normalizada gracias al éxito del proceso de paz en Irlanda del Norte.
Después del almuerzo con McAleese, Isabel II se trasladará al centro de Dublín, al Jardín del Recuerdo, para depositar flores en el monumento que honra a los irlandeses caídos por la causa de la libertad nacional, mientras se espera que grupos de manifestantes protesten, a distancia, por la presencia de la reina en el país.
Según fuentes de la Policía irlandesa, una veintena de manifestantes protagonizaron ya altercados con las fuerzas del orden en la céntrica calle O'Connell al negarse a abandonar una protesta ante la Oficina General de Correos.
Situado a apenas 500 metros del Jardín del Recuerdo, éste es uno de los edificios más emblemáticos del Levantamiento de Pascua de 1916, una rebelión irlandesa sofocada sangrientamente por el Ejército británico.
Los manifestantes pertenecían a Eirigi, una organización supuestamente vinculada a grupos disidentes del inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) y opuestos al proceso de paz en la isla y a la visita ahora de la reina. Los disidentes del IRA habían advertido de su intención de perpetrar atentados en la república, en Irlanda del Norte y en el Reino Unido durante este histórico acontecimiento.
ALERTAS DE BOMBAS
A pesar de las fuertes medidas de seguridad, los disidentes emitieron hoy hasta seis amenazas bomba en toda la isla, lo que ha motivado desalojos de centros comerciales, parques y varios juzgados. La situación más grave se produjo esta mañana cuando artificieros del Ejército irlandés desactivaron un artefacto explosivo de fabricación casera hallado en el compartimento de equipaje de un autobús en la localidad de Maynooth, condado de Kildare, cerca de la capital irlandesa. El artefacto fue hallado anoche por la Policía y los artificieros llevaron a cabo esta madrugada una explosión controlada.
Posteriormente un paquete sospechoso fue encontrado en una estación de tranvía en el área Inchicore de la capital irlandesa. Al menos 4.000 efectivos policiales participan del operativo de seguridad por la visita real. Las medidas de seguridad incluyeron un "blindaje" de Dublín, como también el vallado de las principales arterias de la ciudad. Los agentes revisaron el sistema de alcantarillado dublinés y revisaron postes de luz y cabinas telefónicas por temor a paquetes explosivos.