El gobierno conservador británico anunció que quiere adoptar una estricta medida para los inmigrantes, que consiste en endurecer las condiciones de las empresas para contratar a trabajadores extranjeros.
La ministra del Interior, Amber Rudd, anunció ayer en el congreso anual de Birmingham que "tenemos que asegurar que la gente que viene está llenando los vacíos en el mercado laboral, no asumiendo trabajos que podrían realizar los británicos".
Entre las medidas que se pretenden adoptar se encuentra publicar el número de trabajadores extranjeros que emplean y restringir la llegada de estudiantes extranjeros a las universidades.
Esto ha provocado diferencias con el gobierno de May por parte de los centros de estudios y de los empresarios, sobre todo por sus planes de ruptura de la Unión Europea.
Las universidades afirman que el alumnado internacional es esencial para la competitividad global y que tienen un importante aporte para la economía británica. De acuerdo a El País, aportan 7.000 millones de libras y su presencia genera alrededor de 137.000 empleos en todo el país.