Pese a los reclamos, protestas y lamentos del 48% de británicos que votó a favor de la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea (UE) en el referendo de junio del año pasado, la primera ministra, Theresa May, informará hoy al Consejo Europeo la intención de su país de abandonar el bloque. El "Día D" ha llegado.

A las 12.30, el embajador británico ante la Unión Europea, Tim Barrow, entregará al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, la carta en la que Londres notifica su decisión de invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece el proceso para la salida de un país comunitario. A partir de entonces comienza la cuenta regresiva para consumar la desconexión, que deberá hacerse efectiva, según los planes previstos, el 29 de marzo de 2019. Al mismo tiempo, May acudirá al Parlamento para informar a los diputados en la Cámara de los Comunes de que el país ha activado la norma para dejar la UE. A continuación las principales consecuencias del Brexit:

* Efectos económicos

La caída de la libra a niveles récord y de la bolsa fueron unas de las primeras consecuencias tras el referendo de junio. Sin embargo, la economía británica sorteó mejor de lo que se esperaba los coletazos del Brexit. Según los analistas, esto se debió a la inyección de liquidez del Banco de Inglaterra y la confianza de los consumidores. Así, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) se mantuvo sólido: 1,8% en 2016, y una previsión oficial de 2,0% en 2017.

Paul Drechsler, presidente de la principal organización patronal británica, la CBI, dijo a la agencia France Presse que lo peor sería que Bruselas y Londres sellen su divorcio sin un acuerdo comercial que amortigüe el impacto de la salida del mercado único.

Theresa May ha repetido que prefiere salir de la UE sin acuerdo -en cuyo caso el comercio con la UE se regularía por las reglas de la Organización Mundial de Comercio-, que con un mal acuerdo. En ese sentido, los servicios financieros y los fabricantes de automóviles son los dos sectores estratégicos que más temen el fracaso de las negociaciones. Esto porque la aplicación de las reglas de la OMC suponen la puesta en práctica de unos aranceles del 10% a los autos británicos que entraran en la UE, por ejemplo.

Los consumidores también han empezado a notar el encarecimiento de los productos importados por la fuerte depreciación -de alrededor del 15%- de la libra esterlina desde el referéndum. Así, en términos interanuales, la inflación en febrero fue de 2,3%, comparada con 1,8% en enero. Y el Banco de Inglaterra estima que llegará a un máximo de 2,8% en 2018. Desde el referendo, los británicos han sido testigos de un alza en los precios. Uno de los casos más emblemáticos es el Marmite, una pasta hecha de levadura que se come con pan. También se han visto afectados porque se encareció el costo de las vacaciones en el extranjero.

Un informe del año pasado de la consultora Erns&Young señala que existe un consenso entre los analistas que el principal impacto podría ser un enfriamiento de la economía británica, que podría verse afectada por un importante descenso de la demanda externa y en menor grado de la interna.

* Migrantes comunitarios

Este es uno de los puntos más preocupantes. Actualmente, hay 3,15 millones de ciudadanos comunitarios residiendo en Reino Unido frente a 900.000 británicos que viven en diferentes países del continente, según datos oficiales. La situación de ambos grupos es incierta. May ha insistido que resolver su situación legal es prioritario siempre y cuando los otros países protejan también la situación de sus nacionales en la UE.

Según expertos consultados por el diario The Times, Reino Unido va a sufrir una pesadilla burocrática para registrar a los ciudadanos comunitarios con el fin de establecer si se pueden quedar en el país después del Brexit.

Los ciudadanos del bloque con derecho a residir en Reino Unido deberán tener alguna documentación que los distinga de los que llegaron después del Brexit. El diario señala que el gobierno no tiene las cifras de quiénes se han ido. El diario The Guardian reveló ayer que el Parlamento Europeo vetará cualquier acuerdo del Brexit que no le otorgue a los ciudadanos de la UE que se vayan a vivir a Reino Unido durante los dos años de negociaciones, los mismos derechos que tienen los que ya residen en la isla.

* Escocia e Irlanda del Norte

El Parlamento de Escocia votó ayer a favor de la propuesta de la ministra principal, Nicola Sturgeon, de llevar adelante un nuevo referendo por la independencia a fines de 2018 o inicios del próximo año (ver nota secundaria).

A ello se suma la intención del partido nacionalista Sinn Féin de que se celebre "cuanto antes" un referéndum sobre la reunificación de la isla de Irlanda para hacer frente al impacto de la futura salida de Reino Unido de la UE.

Una carta enviada por el secretario del Brexit, David Davis, a un parlamentario de Irlanda del Norte, revelada por The Times, señaló que si Irlanda del Norte vota a favor de la reunificación, el gobierno británico honrará su compromiso. Además, será miembro inmediato de la Unión Europea. La región se encuentra preocupada que las negociaciones terminen en un Brexit mucho más duro de lo que se esperaba.

* El comercio

Reino Unido quiere que las discusiones sobre el comercio formen parte de los diálogos que se sostengan para la salida, pero varias figuras europeas piensan que este tema debe ser discutido de forma separada. Esto, porque mientras Reino Unido sea parte de la UE no está permitido negociar acuerdos comerciales con países que no son del bloque.