La primera ministra británica Theresa May iniciará esta semana la ruptura con la Unión Europea con la notificación oficial de la salida, la primera de la historia europea y cuyo alcance será profundo.
En las próximas horas se decide el futuro del Reino Unido: dará el primer paso para romper amarras con su principal aliado comercial y político, y podría hacerlo con su integridad territorial en cuestión, si el gobierno escocés reclama inmediatamente otro referéndum de independencia.
Casi nueve meses después de que los británicos decidieran abandonar la UE en el referéndum del 23 de junio, hartos de la inmigración -según la lectura que hizo el gobierno-, el Parlamento se apresta a dar permiso para empezar el divorcio con la aprobación, en las próximas 24 horas, de la ley de ruptura.
Si no hay sorpresas, la Cámara de los Comunes debatirá y aprobará el proyecto de ley, que luego volverá a la Cámara de los Lores para su lectura y votación final, todo ello este lunes. Inmediatamente después, Isabel II hará el resto dando el consentimiento real y convirtiéndolo así en ley.
El mismo martes, May podría enviar la carta a Bruselas invocando el Artículo 50 del Tratado europeo de Lisboa, que da inicio a dos años de negociaciones para acordar los términos de ruptura.
"Lo que pasa luego es bastante simple", explicó a la BBC David Davis, el ministro a cargo del Brexit. "La carta va al Consejo Europeo", la institución que reúne a los jefes de Estado y de gobierno, "y el Consejo tiene que decidir las directrices" de las negociaciones.
La UE aseguró que presentará su primer plan para las negociaciones en un plazo máximo de 48 horas tras recibir la notificación de salida de Londres, y que finalizará su estrategia en una cumbre el 6 de abril.
Luego, dos años de negociaciones. Según un informe interno del gobierno español, revelado por el diario El País, Madrid considera que el elemento "más relevante" de las mismas es "el mantenimiento de la libre circulación de trabajadores".
España alberga la mayor comunidad británica dentro de Europa, con unas estimaciones no oficiales que hablan de entre 800.000 y un millón de británicos instalados en el país.
Según cifras del informe, oficialmente hay 286.000 británicos en España. Inversamente, hay más de 102.000 españoles en edad laboral en el Reino Unido.
El informe cifra entre dos y cuatro décimas de crecimiento del PIB el impacto del Brexit sobre la economía española, es decir entre 2.000 y 4.000 millones de euros, según El País, que no precisa la duración prevista de ese efecto.
DESCONTENTO ESCOCÉS
La única incógnita de estas últimas horas en Londres es si la Cámara de los Comunes mantendrá las dos enmiendas que los Lores adosaron a la ley, protegiendo los derechos de los europeos y reclamando que el Parlamento pueda pronunciarse sobre el acuerdo de divorcio.
Para ello, un grupo de diputados proeuropeos tendría que rebelarse contra el gobierno y sumarse a la oposición, porque los conservadores disfrutan de una mayoría absoluta de 5 escaños (330 de 650) en la cámara baja.
La aprobación de las enmiendas obligaría al gobierno a cambiar de estrategia y abriría un cruce de reproches entre los conservadores, pero no afectaría a lo esencial: la salida empezará pronto.
El gobierno pedirá a los diputados que no manoseen la ley y la dejen sin enmiendas, "para que podamos empezar a construir un Reino Unido volcado hacia el mundo y una nueva alianza fuerte con la UE", dijo Davis en su entrevista.
Pero tan pronto llegue ese momento, Londres podría encontrarse sobre la mesa con una demanda de Edimburgo para celebrar un nuevo referéndum de independencia.
La líder del Partido Nacional Escocés (SNP) y jefa del gobierno regional, Nicola Sturgeon, dijo el jueves que el referéndum podría celebrarse a finales de 2018 e insistió en que Escocia, cuyos habitantes votaron abrumadoramente a favor de seguir en la UE, no tiene porqué verse abocada a su salida.
Escocia ya celebró un referéndum de independencia en setiembre de 2014, en el que el 55% de los electores optó por la permanencia y el 45% por la secesión.