El gobierno británico restó importancia al despliegue militar británico en las Malvinas sin querer comentar informaciones de prensa sobre el envío de un submarino nuclear, condenado por el gobierno argentino en medio de una creciente tensión por la soberanía del archipiélago.
"No hay nada provocativo en los movimientos militares totalmente rutinarios. Y son totalmente rutinarios", declaró el canciller William Hague, en la cadena de televisión Sky News.
Refiriéndose concretamente al submarino, respondió: "Normalmente no hacemos ningún comentario sobre el despliegue de los submarinos, pero nuestros buques navales visitan regularmente el Atlántico Sur".
"Resistiremos a los esfuerzos de Argentina de subir la temperatura con todo esto", agregó Hague cuando los dos países están enfrascados en una guerra de palabras al acercarse el 30 aniversario del conflicto bélico que enfrentó a ambos países por las islas bajo dominación británica desde 1833, pero cuya soberanía reclama la nación sudamericana.
El ministerio de Defensa también declinó comentar la información aparecida ayer en el diario The Daily Mail sobre el próximo envío de un submarino nuclear para proteger a los habitantes de las islas de una eventual acción militar argentina.
Ayer también el ministro de Defensa Argentino, Arturo Puricelli, calificó la supuesta intención británica de "ostentación innecesaria de poder de fuego". "Podríamos decirles (a los británicos) que se podrían haber ahorrado varios miles de libras" no enviando el navío, agregó.
Según The Daily Mail, el primer ministro David Cameron habría aprobado, entre otros planes de contingencia, el envío a las islas de uno de los seis submarinos de propulsión nuclear de clase Trafalgar de que dispone la Marina Real, el "HMS Tireless" o el "HMS Turbulent", equipados ambos con misiles Tomahawk.
La nave estaría en aguas argentinas para abril, siempre según la misma fuente,
La Marina británica anunció además esta semana el envío de un moderno destructor, el "HMS Dauntless", para reemplazar a la fragata que patrullaba actualmente en Malvinas, donde el príncipe Guillermo acaba de iniciar una misión de seis semanas también calificada "de rutina" como piloto de búsqueda y rescate de la Fuerza Aérea.