Reino Unido se divide frente al referendo sobre la permanencia en la UE
La opción de quedarse en la Unión Europea lleva una pequeña ventaja: un 44% respecto de quienes quieren optar por una salida (40%).
Ken Johnson de 34 años vive en la ciudad de Leeds, ubicada al norte de Inglaterra. Trabaja como vendedor en una tienda y desde hace tiempo quiere un cambio en el país. "No le veo el sentido a las elecciones generales, si seguimos en la Unión Europea no tendrá sentido, los comicios serán una disputa entre qué político-celebridad queremos que elija a los directivos europeos", dice con un cierto enojo. "Nunca seremos capaces de elegir ideas, filosofías políticas para cambiar la dirección de nuestro gobierno", agrega.
Porque cuando falta un mes para que se realice el referendo sobre la membresía de Reino Unido en la Unión Europea (UE), el próximo 23 de junio, la opción de Ken Johnson -que quiere abandonar el bloque- representa al 40% del electorado, según un sondeo de la consultora YouGov, dado a conocer el miércoles pasado. Mientras los que quieren quedarse siguen liderando con un 44%.
"Creo que económicamente Reino Unido necesita de la Unión Europea y viceversa, considerando cómo están las cosas económicamente creo que una separación es peor", señala Karen Bamford, profesora de educación básica en Bristol. "Creo que siendo del bloque hemos logrado muchos beneficios que no creo estar dispuesta a perderlos", agrega.
Reino Unido no estuvo en el grupo inicial de seis países que construyó la UE, de hecho, creó un grupo alternativo con Suiza y Noruega, que era la Asociación Europea de Libre Comercio (Efta), porque no quería un vínculo fuerte y porque rechazaba un principio federal de tener una suerte de gobierno por encima a nivel europeo. Su interés creció en los años 60, cuando vio que los países fuertes de Europa estaban dentro del bloque. Así, se hizo miembro en 1973, cuando entonces se llamaba Comunidad Económica Europea, de la mano del gobierno conservador de Edward Heath, pero las opiniones contrarias se mantuvieron y en 1975, el gobierno laborista de Harold Wilson sometió la permanencia a las urnas. Se impuso la opción de quedarse en el bloque con 67,2% de votos a favor.
En este sentido, en conversación con La Tercera, el cientista político de la Universidad de Edimburgo, Robert Liñeira, señala que la relación de Reino Unido con la UE ha sido problemática desde el principio y como no están desde el comienzo siempre han jugado un papel periférico para definir cómo tenía que ser el bloque.
Según algunos parlamentarios del Partido Conservador y del Partido de la Independencia de Reino Unido (Ukip), fue justamente en 1975 la última vez que Reino Unido opinó sobre su permanencia en el bloque y a su juicio la UE ha cambiado mucho desde entonces, al mismo tiempo, que ha ganado más control sobre ellos.
"La noción que hay en la política británica de la soberanía parlamentaria y el hecho que sea el Parlamento de Westminster el que decida qué es ley y qué no. Y que no haya nada por encima de él, eso hace que una parte importante de la política británica rechace la idea de un gobierno europeo, de una Constitución europea o de unas leyes limitadas por los tratados", explica Liñeira.
La visión desfavorable hacia el grupo de los 28 vivió un auge especialmente como producto de la llegada a la isla de inmigrantes de países como Polonia y Rumania. Algunos parlamentarios reclaman que estos migrantes ocupan los puestos de trabajo que le pertenecen a británicos y que, además, tienen acceso a beneficios sociales.
Fue en medio de este contexto que el primer ministro, David Cameron, prometió durante la campaña para las elecciones generales de mayo de 2015 que negociaría con Bruselas un nuevo trato de la situación de Reino Unido y que, posteriormente, realizaría un referendo para preguntar si el país sigue o no siendo miembro de la UE.
A mediados de febrero, Cameron fue a Bruselas a negociar una serie de propuestas sobre la membresía de Reino Unido al bloque. Y lo que consiguió fue apenas un congelamiento de siete años para que los migrantes comunitarios que trabajan en la isla puedan solicitar beneficios sociales. En materia económica, el premier quería garantías para proteger a los países fuera de la Eurozona, respecto de regulaciones hechas por los miembros que tienen el euro como moneda.
Cameron se juega su futuro político, tanto si gana la opción de la permanencia o el Brexit. Así, esta campaña se encuentra liderada por el ex ministro laborista, Alistair Darling; mientras que por el Brexit (salida de Reino Unido) está el ex alcalde de Londres, Boris Johnson, quien está tratando de consolidar su liderazgo dentro del Partido Conservador. "En el caso de una salida de Reino Unido, para la UE esto significará un golpe significativo, aunque lo podría considerar como la pérdida de un miembro que no estaba comprometido con el proyecto. Si Reino Unido se queda, es probable que se altere la relación con el bloque", explica a La Tercera, Malcom Harvey, investigador de la Universidad de Aberdeen.
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