Estoy seguro de que no fue un asalto, porque nunca me pidieron que les entregara algo. Eran chilenos. Me golpearon y me humillaron.
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No quiero victimizarme, pero no puedo dejar de pensar que sobreviví a este ataque. En un momento vi, y en serio que lo vi, que me mataban. Quizá si me hubiesen querido matar, simplemente lo habrían hecho. Quizá lo hicieron simplemente para hacer daño o para generar miedo. Quizá para mostrar un punto.
Hace una semana exacta salí a con un amigo a una discoteca llamada Iluminati. Lo pasamos bien. Conversamos, bailamos, tomamos un poco. Nos fuimos cerca de las tres de la mañana porque estábamos cansados. Mi amigo vive cerca del Parque Forestal, así es que decidimos caminar hasta encontrar algo para comer cerca de su casa. Hay un local al que siempre vamos, pero estaba, curiosamente, cerrado.
Ahí decidimos irnos cada uno para su casa. Me despedí de mi amigo cerca de José Miguel de la Barra con Merced, así que mi idea era caminar una cuadra porque no me servía el taxi en esa dirección, ya que vivo en Peñalolén. Entonces, me fui por Ismael Valdés Vergara, que está frente al Parque Forestal, donde se me ocurrió cruzar para caminar por el pasto.
Ahí vi un grupo de cinco o seis tipos que en un principio no me llamaron la atención hasta que pasaron frente a mí y me empezaron a rodear.
Yo pensé que era casualidad hasta que uno me pegó un empujón. Luego se puso peor: me tiraron al piso pegándome patadas en el abdomen. En el suelo del Parque Forestal hay arenilla, por lo que se me hizo más difícil arrancar porque me resbalaba. Pensé que querían asaltarme, pero no fue así. Por lo mismo, empecé a gritar a todo pulmón que me ayudaran, que me estaban atacando, que me sacaran de ahí. Lo cierto es que no llegó nadie.
Estaban tapados con capuchas y muy abrigados.
Después los golpes fueron en la cara. Ahí me asusté. Me empezaron a gritar: cállate maricón, te vamos a matar, fleto culiao, maricón. Yo traté de defenderme, taparme la cara y la cabeza porque podía ser más grave. Pensé: "Si no hago algo, me matan". Pensé que podían hacerlo y tirar mi cuerpo al río.
Después pensé que de querer hacerlo, lo habrían hecho.
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La adrenalina me llevó a tirar patadas al aire mientras me seguían gritando cosas por mi orientación sexual. Esas patadas sirvieron porque logré ganar tiempo y arrastrarme un poco. Ahí me paré rápido y me fui corriendo hacia donde está el Emporio de la Rosa. Pude tomar aire para seguir gritando, aunque solo me pudieron ayudar dos personas que estaban caminando por el lugar y que me preguntaron si estaba bien. Llorando les conté lo que me pasó. Me dijeron que me quedara tranquilo, que ya estaba con ellos y que me ayudarían. Entonces, llamé a mi amigo, me fui a su casa y después tomé un auto para mi casa. Ya estaba a salvo, aunque no necesariamente estaba bien.
Al otro día, decidí postearlo en Facebook en una publicación que fue muy compartida para mis estándares. Todos me han ofrecido ayuda. Lo más fuerte es que me enteré de otros casos, todos homosexuales, a los que les había pasado cosas muy similares: a uno de ellos en el mismo lugar.
Esto fue terrible, y no necesariamente por mí, sino porque hay gente que cree que puede agredir a alguien porque su apariencia no les gusta o porque su orientación sexual les incomoda.
Si yo hubiera estado un poco más curado o si hubiese sido alguien un poco más débil que yo, lo matan. No puedo no acordarme de Daniel Zamudio.
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No sé cuántas historias sobre agresiones homofóbicas, racistas o xenófobas tienen que haber para haya más resguardo o para que haya más vigilancia. No sé si el problema es ese o es un problema social. Pensé que el Parque Forestal es una especie de "Barrio Rosa" y que si alguien quiere hacer ataques homofóbicos, evidentementeva a ir para allá y sus alrededores. Pero no sé si ese es el problema.
Esta historia la cuento porque siento que sobreviví. Porque me preocupa la seguridad. Porque no hay vigilancia suficiente. Porque no hay cámaras de seguridad en las calles. Pero, sobre todo, porque no logro entender que haya gente que cree que puede golpearte por tu orientación sexual; gente que puede decirte "fleto" o "maricón"; y porque no entiendo que en Chile matar a un homosexual pasa solo por la voluntad de su agresor.