Según los datos del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), el relleno sanitario Santa Marta -donde se originó el incendio que cubrió Santiago con una nube de humo- registra al menos ocho procesos sancionatorios, todos ellos resueltos con multas van desde las 100 UTM hasta las 500 UTM, la máxima sanción de acuerdo a legislación ambiental antigua.
Entre las faltas detectadas se contabilizan deficiencias en las obras de estabilización, contaminación de caminos, mal manejo de líquidos lixiviados y otros relacionados con incumplimiento de Resolución de Calificación Ambiental (RCA). Este documento reúne un listado de exigencias y requisitos que las empresas deben cumplir, de forma permanente, para certificar que operan en forma segura en relación al cuidado del medio ambiente.
Para seguir funcionando, la empresa debió cancelar las multas, que en 14 años totalizaron 3.000 UTM ($ 134 millones). “A nuestro juicio todos estos sumarios y sentencias en el tiempo no han servido de nada, la empresa no ha cambiado su mal manejo y empeora cada vez. Hace sólo cuatro meses hubo una gran filtración de percolados que contaminaron plantaciones de paltas vecinas. Lo denunciamos, pero el relleno sigue haciendo lo que quiere y el derrumbe es la prueba”, aseguró José Luis Stark, vocero de la coordinadora de Asambleas Ciudadanas de Talagante.
Desde la Superintendencia de Medio Ambiente, en tanto, recalcaron que a partir de 2012 el máximo de las sanciones aumento de 500 UTM ($ 22 millones 477 mil) a 10 mil UTA ($ 5.394 millones), más la posibilidad de revocación de la RCA, sanción que no estaba considerada antes, pero que hasta el momento no se ha aplicado.
Sumarios sanitarios
Pero estas sanciones no son las únicas que han sido objeto el relleno Santa Marta. La Seremi de Salud cursó 33 sumarios entre 2002 y 2011, los que se suman a otros cuatro, desde 2012, aplicados por la Superintendencia de Medio Ambiente, organismo que desde esa fecha asumió la inspeccción del funcionamiento técnico de los rellenos.
“Si bien la fiscalización le corresponde a la Superintendencia por ser proyectos con una evaluación mayor y con muchas exigencias, cuando hay riesgo para la salud, como en este caso de Santa Marta, nosotros intervenimos”, aseguró Tito Pizarro, jefe de la División de Políticas Públicas Saludables del Minsal.
Al no contar la Superintendencia de Medio Ambiente con suficientes inspectores, esta labor la realiza la red de fiscalizadores de los servicios públicos. “Nos piden ayudarles porque tenemos mayor conocimientos en los temas que afectan la salud. Pero creemos que esto (derrumbe) no debió haber sucedido. Las causas no las conocemos aún y son materia de investigación, pero al parecer sería un exceso de lodos que pudo haber desestabilizado el terreno”, agregó Pizarro.
Desde 2005 rige el reglamento sobre condiciones sanitarias y de seguridad básicas de los rellenos sanitarios, elaborado por el Minsal. Con ello se obliga a los municipios a contar con este tipo de recintos, dejando atrás los vertederos, lugares donde se arrojaba la basura sin ningún tipo de manejo, convirtiéndose en focos infecciosos. Sin embargo, muchos municipios aún no cuentan con estos equipamientos.
Los rellenos cuentan con un diseño de ingeniería que permite enterrar la basura en capas de forma segura y estable, en celdas ordenadas, evitando que se filtren líquidos a las napas, con un adecuado manejo del biogás y de olores. “Siempre y cuando se maneje adecuadamente, no debiesen provocar problemas para la comunidad (…). Si Santa Marta quisiera volver a funcionar tiene que hacer nuevos estudios estructurales”, sostuvo José Arellano, experto en manejo de residuos de la U. de Chile.