El Symbol tiene la difícil misión de reposicionar a Renault en el segmento de los sedanes compactos, el más vendido del país, tal como hace algunos años lo hizo el Clio sedán. Y a la luz de los resultados del test, tiene fundamentos como para hacerlo bien.

El Symbol es un tres volúmenes de 4.261 mm de largo y 1.925 mm de ancho, dimensiones acordes a su segmento, aunque lo que sorprende es que su maletero es de otro mundo: 506 litros, lejos el más grande entre sus competidores e incluso mayor que en autos de un nivel superior. Tiene una boca ancha y la profundidad adecuada para que entre todo lo que necesita una familia. Porque esa es la finalidad del Symbol, ser un auto práctico. 

En el frontal impactan los focos de gran tamaño y su parrilla con el logo del rombo destacado, que le confieren personalidad propia, pero muy en línea con los últimos diseños de la marca. En la zaga luce su tercer cuerpo, que si bien no es una belleza, al menos no se ve implantado a la fuerza, como ocurre con otros sedanes.

En el interior también hay contrastes. Si bien la calidad de la construcción y de los plásticos está absolutamente acorde con el precio, hay detalles que lo opacan. Por ejemplo, el diseño de la consola está poco trabajado. No sólo se ve demasiado básico, sino que hay soluciones poco inteligentes, como poner el botón de bloqueo de las ventanas perdido en la parte izquierda del tablero, o instalar los comandos de los vidrios traseros entre los asientos delanteros. 

El panel de instrumento es lo que mejor resuelto está. Es moderno, de fácil lectura y en él se encuentra la información del computador.  

Como es un auto pensado para la familia, su habitabilidad interior está muy correcta para el segmento. Las butacas son blandas, pero no tan cómodas, y más encima no hay regulación del volante en profundidad, lo que hace que sea díficil encontrar la posición de manejo. Atrás se va bien sentado, con altura y largo de piernas, pero el ancho es para tres justitos.  

La versión testeada es la Privilege, la tope de gama, que está muy bien equipada en relación a su precio: aire acondicionado, radio con CD y lector MP3 (con comandos al volante), computador a bordo, cierre centralizado, cuatro alzavidrios eléctricos, neblineros, doble airbag y frenos ABS. 

Entretención al volante
Quizás lo que mejor tiene el Symbol es su andar, lo que denota que es un buen Renault. Monta un bloque 1.6 de 106 caballos, que funciona de maravilla entre las 2.000 rpm y 4.000 rpm. Es un motor ágil, con una curva de torque y una aceleración muy líneal, que hace que, por momentos, pareciera que tiene más de 106 Hp, sobre todo por su recuperación. Tiene una buena reacción en cualquier marcha, aunque resulta un poco ruidoso sobre las 3.200 vueltas, lo que a veces obliga a subir el volumen de la radio. 

La transmisión es mecánica de cinco velocidades, posee un buen escalonamiento de marchas y es muy precisa, permitiendo exprimir al máximo la potencia del motor. 

Contrario a lo que sucede en este segmento, la suspensión no es blandengue y establece un adecuado equilibrio para la ciudad y la ruta, resultando muy confortable. Tiende a cargarse mínimamente en curva, sin afectar en nada la seguridad, ya que el andar se siente firme y con un buen nivel de agarre. Su dirección es lo suficientemente asistida para maniobrar el Symbol en espacios pequeños, pero a diferencia de otros sedanes de su tipo, es bastante directa, por lo que se pueden hacer maniobras bruscas y el auto responderá enseguida.

En resumen, el Symbol es un auto familiar, pero entretenido de manejar gracias a un motor ágil, una caja efectiva y suspensión bien calibrada.