Hasta la sede del PPD llegó anoche el diputado René Alinco, intentando esclarecer, junto a la directiva de la colectividad, el futuro de su candidatura al Senado por Aysén.

El diputado díscolo ha transmitido su temor de que su  partido termine negociando su postulación para blindar al candidato que presente la DC en el escaño que hoy detenta Adolfo Zaldívar.

"En este momento la DC quiere prácticamente una sandía calada. Por lo tanto, lo que digo es que me quedan unas horas para decidir y la posibilidad de tomar el camino de la independencia no está lejana", advirtió ayer Alinco.

El diputado tiene hasta el próximo martes para renunciar al PPD ante el Servicio Electoral si es que opta por levantar una candidatura senatorial como independiente.

Según sus cercanos en el partido, Alinco siempre ha estado entre los parlamentarios que ha puesto en duda su permanencia en la colectividad. Sin embargo, el diputado negó ayer que esté pensando en ir en la lista con Marco Enríquez-Ominami.

"Donde no hay  discusión es en que el candidato de René Alinco a la Presidencia se llama Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Soy amigo de Marco Enríquez-Ominami y comparto algunas de sus ideas, pero creo que este no es el momento (para que sea Presidente)", afirmó ayer.

Respecto a su reunión de anoche con la mesa del PPD, Alinco afirmó que el partido tiene la voluntad de apoyarlo, pero que "no hay humo blanco, sino más bien gris".

De concretarse esta renuncia, este sería el segundo parlamentario en menos de una semana que pierde la tienda encabezada por Pepe Auth.

El martes formalizó su alejamiento de la colectividad el senador por la Araucanía Norte, Roberto Muñoz Barra. El parlamentario acusó a la directiva del PPD de poner trabas a su repostulación para favorecer la opción del diputado Jaime Quintana.

Las renuncias a las militancias de parlamentarios y dirigentes oficialistas -la semana pasada también lo hizo Marcelo Trivelli a la DC- han sido analizadas por el comité político de la campaña de Eduardo Frei, donde el abanderado ha cuestionado a los timoneles de los partidos, por no controlar "el desorden".