A sus anchas se encuentra René Merino en Viña Tamaya. El presidente de la asociación gremial Vinos de Chile es desde hace ocho meses el  único dueño de la firma vitivinícola del Valle del Limarí.

Hasta noviembre del año pasado la propiedad la compartía la familia Merino, Andrés Navarro, Juan Benett, Sergio Romero, Carlos Hurtado y Héctor Gómez. Todos ellos habían dado origen en 1992 a la Agrícola Tamaya, ubicada en el Valle del Limarí IV Región, la que se dedica a la producción de papayas, lúcumas, paltas y olivo, entre otros. De ella surgió la viña en 2002, cuyo principal impulsor fue René Merino.

Y el año pasado decidió comprar la participación de los socios -incluida su familia- y liderar en solitario el destino de la viña boutique. "La verdad es que los socios estaban un poco cansados de invertir y no ver utilidades. Básicamente, ellos se mantenían en la viña por seguirme a mí. No me parecía justo", dice.

Y es que Merino señala que la creación de una viña es una carrera de largo aliento. Por lo menos, son 10 años en los que se debe invertir fuerte para luego comenzar a ver utilidades, explica. Aun así, mantiene lazos con la agrícola, de la que sigue siendo accionista junto a su familia y porque la viña le compra la uva para producir sus vinos. Viña Tamaya cuenta con una bodega con capacidad para 1,5 millón de litros y desde su inicio se han invertido cerca de US$ 8 millones para su funcionamiento. Este año espera cerrar con ventas cercanas a los US$ 2,5 millones.

La compañía cuenta con cinco líneas de vinos: Varietal, Goat (Pink y Sweet), Reserva Especial y Winemaker's Selection en las variedades de chardonnay, syrah, carmenere y sauvignon blanc.

Merino explica que aún faltan por  invertir cerca de US$ 2 millones, los que estarán destinados a la estrategia comercial, abrir nuevos mercados y capital de trabajo. Desde que tomó el control de Tamaya, el empresario se enfocó en realizar una profunda reorganización, cambiando el área comercial, la administración y hasta las etiquetas de los vinos. "Necesitaba un equipo comercial más autosuficiente, porque la actividad gremial me ocupa por lo menos el 50% de mi tiempo", dice. Producto de estos cambios, 2008 no fue el mejor para la viña.

"Fue bastante pobre, a pesar de que mejoramos en precio promedio y mix, pero caímos bastante en volumen", dice.

El año pasado terminó con 38 mil cajas vendidas. Este año pretende aumentar su producción en 57%, llegando a las 60 mil cajas. Merino dice estar confiado y no se arrepiente de las últimas decisiones tomadas. "Estoy feliz, es un riesgo que decidí tomar", asegura.