Hoy, a las 23 horas, la Presidenta Michelle Bachelet tiene programado despegar rumbo a Caracas, Venezuela, para participar mañana del 46º encuentro del Mercosur, además de una cita bilateral con el Presidente Nicolás Maduro.

Este viaje lo realizará con una reducida comitiva, que incluye al canciller Heraldo Muñoz, además de un grupo de asesores y prensa. Esto, ya que hoy la Mandataria viajará en el que es -en términos técnicos- el único avión presidencial con el que actualmente cuenta Chile: el Boeing 737-500, aeronave que tiene una autonomía de vuelo máximo de 7,5 horas y que cuenta con una capacidad máxima de traslado de 35 pasajeros. Este avión fue adquirido en 1997, bajo el gobierno de Eduardo Frei.

Para la próxima semana, en tanto, la Mandataria programó una visita a tres países de Africa, viaje que se realizará nuevamente en el Boeing 737-500, lo que en este caso puntual representa una dificultad para la comitiva. Al ser un vuelo intercontinental, se prolongará por más de 18 horas, ya que se deberán realizar dos escalas técnicas: la primera en Brasil y la segunda en la isla Ascención, en el Atlántico. A esto se suma el reducido espacio disponible para invitados, como ministros y parlamentarios.

Actualmente, el único avión de la Fach que tiene la capacidad de hacer viajes transatlánticos se encuentra en un proceso de mantención. El Boeing 767-300ER, adquirido por 45 millones de dólares por la Presidenta Michelle Bachelet durante su primer gobierno, en 2008, partió la primera semana de junio a Atlanta, donde permanece hasta hoy a la espera de una revisión. Su regreso está programado para el 29 de agosto.

Esta aeronave es catalogada como un avión “multifuncional”. Pese a que fue adecuado como un avión presidencial, al contar con un habitáculo especial para los mandatarios y una oficina de reuniones, es además utilizado para el traslado de tropas u otros fines de carga, según sea requerido, informaron en la Fach.

Sin embargo, durante los últimos dos gobiernos, ha sido el Boing 767-300ER el avión utilizado para los principales traslados de los mandatarios, ya que tiene la capacidad de hacer viajes de hasta 14 horas.

El último traslado presidencial realizado por esta aeronave fue el viaje del ex Presidente Sebastián Piñera a Cartagena de Indias, en febrero de este año, para participar de la cumbre de la Alianza del Pacífico.

Desde su llegada a la flota Fach, el 767-300ER ha presentado varios problemas que han obligado a desembolsar varios miles de dólares en reparaciones.

Desde el regreso de la Presidenta Michelle Bachelet a La Moneda, sin embargo, este avión no ha podido ser usado. La primera vez que fue necesario utilizarlo fue el pasado 28 de junio, cuando la Mandataria viajó hasta Washington para realizar una visita oficial a Estados Unidos.

Al no estar disponible este avión, la comitiva presidencial tuvo que viajar en el tercer avión Fach disponible para traslados presidenciales, el Boeing 737-300, que puede realizar viajes de hasta 4,5 horas de vuelo.

Esto obligó a desviar la ruta hacia dos escalas técnicas para cargar combustible: Guayaquil, en Ecuador, y otra en Santo Domingo, República Dominicana, extendiendo un viaje que debería durar 10 horas a 15.

En el caso de este avión, al problema de su baja autonomía de vuelo se suma que sus instalaciones son desmontables, pues la aeronave también se utiliza para “carga logística”.

El debate respecto de los aviones presidenciales siempre ha sido controvertido. En 1997, cuando el Presidente Frei optó por comprar el Boeing 737-500, con un costo de 32 millones de dólares, fue fuertemente criticado. Incluso, en aquel momento el entonces candidato presidencial Joaquín Lavín anunció que, de salir elegido, vendería el avión para construir cárceles.

Al ser consultado respecto de este tema, el jefe de bancada DC, Matías Walker, quien participó del viaje a Estados Unidos, también cuestionó las condiciones del viaje, asegurando que "un presidente de un país como Chile requiere de un avión con condiciones mínimas de autonomía y seguridad". Lo mismo agregó el senador PS Juan Pablo Letelier, quien planteó ser partidario "de renovar los aviones para el traslado de personas, ya sea autoridades de gobierno o usos internos de la Fuerza Aérea".