Una réplica de 7,1 de magnitud sacudió a Japón el lunes al cumplirse un mes de que un poderoso terremoto generara un mortí­fero tsunami y devastara amplios sectores del noreste del paí­s. El sismo tuvo su epicentro a diez kilómetros de profundidad de la provincia de Fukushima.

Junto con la réplica fue emitida una advertencia de tsunami de hasta 1 metro de altura, sin embargo fue descartada.

El sismo causó un corte eléctrico que detuvo la inyección automática de agua para refrigerar los reactores 1, 2 y 3, de la central nuclear de Fukushima Daiichi, aunque el portavoz de la agencia nuclear, Hidehiko Nishiyama, aseguró que no se han registrado parámetros anormales ni un aumento de la radiación en la planta.

Esta nueva réplica que tuvo lugar a las 17.16 hora local, hizo que los clientes de una gran tienda de aparatos electrónicos en la región central de Sendai gritaron y salieron a toda velocidad, aunque el movimiento sísmico les dificultó el desplazamiento.

Madres de familia abrazaban a sus hijos mientras se sacudí­an las ventanas. Después de uno o dos minutos, las personas regresaron a la tienda.

No hubo información inmediata de que ocurrieron más daños. Las réplicas han remecido repetidamente la zona afectada por el desastre, pero queda muy poco en la región del noreste que pueda sufrir más daños. La réplica de la semana pasada, que fue la más fuerte desde que ocurrió el terremoto, dejó a cientos de miles de casas sin suministro eléctrico, pero éste ya había sido restablecido casi en su totalidad.

Un poco más temprano se efectuaron sombrí­as ceremonias exactamente a las 14.46 de la tarde, hora local, cuando en muchos lugares se guardaron momentos de silencio para conmemorar un mes desde que un terremoto y tsunami devastó la costa noreste de Japón, que ha dejado al menos 25.000 muertos.

Sin embargo, con miles de cuerpos aún por encontrar, una planta de energí­a nuclear inundada por el tsunami que sigue arrojando radiación y más de 150.000 personas que viven en refugios, habí­a poco tiempo para la reflexión sobre el peor desastre en Japón desde la Segunda Guerra Mundial.

"Ofrecemos nuestras más profundas condolencias a aquellos que perdieron a sus seres queridos", dijo el lunes el jefe del gabinete, Yukio Edano, en una breve conferencia de prensa en la que prometió que el gobierno harí­a todo lo posible para ayudar a los supervivientes y poner fin a la crisis nuclear. "Lamentamos causar molestias y dificultades a aquellos que aún viven en refugios", agregó.

El terremoto de 9,0 de magnitud y el tsunami que generó arrasaron a las comunidades ubicadas a lo largo de cientos de kilómetros de costa. El gobierno ha calculado que el costo de los daños de la catástrofe podrí­a llegar a los 310.000 millones de dólares.