Alsacia, el mayor operador del Transantiago, se encuentra al borde de la quiebra. La compañía de capitales colombianos, peor evaluada por su frecuencia y regularidad, registra varios años de déficit patrimonial, problemas operacionales e incumplimientos con sus acreedores.
Además, en junio pasado demandó al Estado ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Central, por "incumplimiento de contrato".
Esto último, luego que en marzo de 2017 anunciara en Chile un proceso de reorganización y liquidación de deudas –que aún no se concreta–, responsabilizando al Ministerio de Transportes de su agonía financiera.
La investigación de Ciper reveló cómo la concesionaria de capitales colombianos ha ocupado las Islas Bermudas –apetecida por su política "cero impuesto"– como pivote para sus negocios en en el país.
Sin embargo, el deterioro financiero, que lo llevó a acogerse a reestructuraciones y a exigirle al Estado de Chile más inyección de recursos, está dada por las millonarias y poco conocidas transacciones de la propia concesionaria con distintas empresas relacionadas que le ofrecen servicios y que también operan en el país.
Debido a que el Transantiago es un sistema que recibe fuertes subsidios por parte del Estado, los negocios de Alsacia con sus empresas relacionadas encendieron las alarmas en el Ministerio de Transportes, cartera que estaría analizando el detalle de esas transacciones.
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