La delegación republicana en las negociaciones sobre la reducción del déficit público en Estados Unidos ha accedido, por vez primera, a aumentar los impuestos a los ciudadanos más ricos, según informaron hoy medios estadounidenses.
El presidente de la Cámara de Representantes y jefe de la delegación republicana, John Boehner, ha ofrecido un aumento de los tipos que se aplican a las familias que ingresan más de 1 millón de dólares anuales, a cambio de drásticos recortes en el gasto y una ambiciosa reforma de los programas sociales, según la cadena de televisión CNN.
Se trata de la primera vez, desde las elecciones del 6 de noviembre, que la oposición republicana accede a un incremento de la norma impositiva para los más ricos, aunque la oferta queda todavía muy lejos de la exigencia planteada por el Gobierno de Barack Obama.
El presidente exige, como medida para aumentar los ingresos del Estado, que se dejen expirar las rebajas fiscales de la era de George W. Bush para los hogares con ingresos superiores a los 250.000 dólares anuales, pero se mantengan para las familias de clase media.
En esta fase decisiva, Obama y Boehner conducen personalmente las negociaciones que pretenden evitar el temido "abismo fiscal", esto es, la combinación a principios del próximo año de una abrupta y generalizada subida de impuestos, como resultado del vencimiento de las rebajas de la era Bush, y drásticos recortes del gasto público.
Todos los analistas coinciden en que la suma de ambas medidas, que tendría como efecto la retirada de casi 7 billones de dólares de la economía, precipitaría a EE.UU. en una nueva recesión.
Según fuentes conocedoras de la propuesta citadas por el diario Político, la oferta republicana, aunque es un paso en la dirección deseada por los demócratas, todavía resulta inaceptable para este partido.
El nivel de ingresos fijado para la subida de impuestos es demasiado alto y demasiado drástico el recorte previsto de los programas sociales y, además, no contempla la prórroga de los subsidios de desempleo, otra de las exigencias clave para los demócratas.
"Las líneas de comunicación siguen abiertas, pero todavía no hay acuerdo, ni se espera uno inminente", declaró Michael Steel, el portavoz de Boehner, según recoge Político.