Rescatan a Benito Rebolledo, pionero del impresionismo
Hasta el 26 de junio, la Corporación Cultural Las Condes reúne 50 obras del pintor de la Generación del Trece.
Su origen humilde y el hecho de que nunca viajara a Europa para ver en vivo las obras de los grandes maestros no impidieron que Benito Rebolledo Correa se convirtiera, a temprana edad, en uno de los pintores locales más respetados de principios del siglo XX. Tenía sólo 30 años cuando el pintor ganó la Medalla de Oro de la Exposición Internacional, con la que se inauguró el Museo de Bellas Artes en 1910.
De allí, el pintor sólo obtuvo elogios: sus obras fueron cada vez más cotizadas, comenzaron a pedirle trabajos por encargo, como restaurar los techos del Teatro Municipal o la decoración con escenas religiosas de la Iglesia de San Agustín. En 1959 recibiría el Premio Nacional de Arte.
Sin embargo, en las últimas décadas su nombre ha quedado rezagado en los anales de la historia del arte chileno y sus propios maestros, entre ellos Pedro Lira y Juan Francisco González, han eclipsado su figura. Su última exposición, en 1985, debió ser rápidamente desmontada a causa del terremoto que asoló a Chile. Tras 26 años de ausencia en la escena local, la Corporación Cultural Las Condes decide rescatar su obra en la muestra A pleno sol, que se extiende hasta el 26 de junio.
La curatoría no fue fácil. Durante un año, el director de la institución, Francisco Javier Court, y los curadores Fernando Moya y Paulina Paredes, hicieron un trabajo de pesquisa de obras en colecciones públicas y privadas, hasta reunir un total de 50 pinturas, algunas nunca antes vistas. "Nuestra política es rescatar el valor de la pintura. Es difícil que puedan verse otra vez estas obras juntas, ya que tienen diversas procedencias y el 50% es de colecciones privadas", cuenta Court, quien ya ha liderado en el centro muestras de Camilo Mori y la Generación del Trece. Mientras, el resto de las obras vienen del Museo de Bellas Artes, la pinacoteca de Concepción y la Municipalidad de Viña, entre otras instituciones.
Siendo un veinteañero, Rebolledo participó en la Colonia Tolstoyana, grupo de intelectuales admiradores de Tolstoi, como Augusto D'Halmar y Pablo Burchard, amantes de la naturaleza y la vida rural. Luego seguiría los principios de la Generación del Trece, transformándose en uno de los pioneros del impresionismo en Chile, caracterizándose por retratar, al aire libre, a niños con sus madres, en medio de playas o paisajes campestres. Solía inspirarse en las vivencias de sus hijos, que eran, a la vez, sus modelos.
"La Generación del Trece renovó la pintura y, a diferencia de sus antecesores, que fueron diplomáticos u abogados, estos pintores eran de clase media, lo que los vinculó mucho más al mundo cotidiano", dice el director del Museo de Bellas Artes, Milan Ivelic.
Influido, sobre todo, por la corriente impresionista española, le llegaron a llamar "el Sorolla chileno". También serían claves sus clases con el pintor español Fernando Alvarez de Sotomayor. "Rebolledo no era un artista abstracto, se aferraba a la representación del mundo real. Pero le dio mayor movimiento a su obra, una paleta más luminosa y colorida y sintonizó con los impresionistas en capturar la fugacidad del mundo", dice Ivelic.
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