"He hecho tanta cosa que de repente el asunto del cine ha quedado medio oculto", reflexiona Claudio Di Girólamo (81 años), quien ha desarrollado una trayectoria que abarca muchas disciplinas. Pintor, escenógrafo, gestor cultural y académico, su obra como cineasta es la menos conocida. Con casi una decena de películas dirigidas, casi todas rodadas en dictadura con la compañía Ictus, el primer paso para revisitar su cine fue el 2007, cuando el Festival de Valdivia le dedicó una retrospectiva. Luego, el 2011, la periodista Isabel Tolosa publicó el libro El cine de Claudio Di Girólamo. Hechos que trajeron de vuelta estas cintas y reactivaron el interés.

Uno que ahora la Cineteca Nacional buscar seguir ampliando con el ciclo Después del Golpe, que exhibirá a partir del mes de octubre dos cintas de Di Girólamo: Sexto A 1965 (1985) y Dos mujeres en la ciudad (1990). Ambas, además, forman parte del archivo digital online que la Cineteca recientemente levantó y al que se irá sumando toda la obra de Di Girólamo, como el documental Andrés de La Victoria (1985), que registra los convulsionados días en que fue asesinato el sacerdote André Jarlan en la población La Victoria.

"Esto de hacer películas empezó porque tras el Golpe nos sacaron de todos los canales con La Manivela, un programa que hacíamos con el Ictus y donde habíamos logrado un público más transversal que el que teníamos en el teatro", recuerda Di Girólamo. Un proyecto audiovisual que fue apoyado con el financiamiento de la agencia holandesa Nofi. Con los equipos en mano para grabar en video , el grupo creó lo que bautizaron como "difusión alternativa de televisión popular".

En algunas de las poblaciones más pobres y golpeadas por la represión, dentro de parroquias y sindicatos, incluso en casas de pobladores, exhibían estas películas que nacían y se rodaban en esos mismos lugares. "Ibamos con cámaras y filmábamos las discusiones que se provocaban, porque lo que más nos interesaba eran esos encuentros", dice el artista, quien manifiesta su molestia cada vez que oye el término "apagón cultural" para referirse a esos años. "Se hacían cosas, muchas, el problema es que la dictadura cortaba toda la difusión de esos trabajos".

Pero contaban con el reconocimiento popular a su favor. "La suerte nuestra es que empezamos a rodar cuando ya habíamos hecho varios spots de televisión, como el famoso Cómprate un auto, Perico, entonces, estaban muchas veces estos mismos actores, Nissim Sharim y Delfina Guzmán, entre otros, y los carabineros hasta detenían todo para que filmáramos, porque pensaban que estábamos haciendo spots", agrega.

En este contexto nace una de las cintas más elogiadas: Sexto A 1965, restaurada recientemente y que se exhibirá el 7 de octubre, 14.30 horas, en la Cineteca. Una historia que se cruzó duramente con la realidad y con su actor protagonista, Roberto Parada.

La cinta se centra en un viejo profesor, rol a cargo de Parada, quien se apresta a viajar a Europa. Pero en el aeropuerto se encuentra con un ex alumno (Héctor Noguera), quien es detenido por agentes de la CNI. Antes de irse, éste le dice a Parada que le avise a su esposa en Valparaíso de su detención. Comienza entonces una búsqueda que finaliza con la aparición del cuerpo sin vida de este ex alumno. "Ya estábamos trabajando en el guión cuando asesinaron a José Manuel Parada, el hijo de Roberto, y recuerdo que esa escena final fue hecha justo un mes después que lo encontraran degollado, fue algo tremendo", recuerda el director.

A pesar de la oscuridad del tema, influenciado por el cine italiano neorrealista que vivió de cerca en su juventud en Roma, el humor tiene cabida en estas cintas. "Era nuestro sello del Ictus, como decía Jorge Díaz, humor es el mejor suero para inyectar el virus. Estas películas entendieron un Chile que no salía en televisión, que mucha gente no sabía", concluye Di Girólamo.