Poli Délano tiene la anécdota perfecta para describir la audacia de su madre. Era 1943, y el escritor estaba listo para viajar desde México a Nueva York junto a sus padres. Pero una tragedia asoló Michoacán: el volcán Paricutín entró en erupción, destruyendo varias poblaciones con su lava. La madre de Délano, Aurora Falcón, más conocida como Lola, quiso quedarse un tiempo más: "Cómo no vamos a verlo. Un volcán que nació a la vista del hombre y que sepultó a un pueblo entero", dijo, antes de partir a retratar lo que quedaba de la ciudad. "El único vestigio era la cúpula de la iglesia. Arriba de ella había una cruz y encima un pajarito. Es una foto fantástica", recuerda el autor de En este lugar sagrado.
Aventurera y trotamundos, la fotógrafa chilena Lola Falcón no se detuvo ante ningún objetivo que le pareciera atractivo. Recorrió varios países siguiendo a su marido, el escritor y político Luis Enrique Délano. Vivió en el París de los años 20, presenció el inicio de la Guerra Civil Española, retrató el México de los años 40, las poblaciones callampas en Chile de los 50 y la China durante el régimen de Mao Tse Tung. Y conoció a figuras como Frida Khalo, Octavio Paz y Siqueiros.
Por años, su obra estuvo olvidada, guardada en cajas sin clasificar en casa de su hijo. Desde mañana la exposición Lola Falcón, una fotógrafa chilena mirando el mundo, revive más de 30 de sus imágenes en el MAC de Parque Forestal. Es el rescate más completo de su obra, que se inició con la restauración de casi cinco mil negativos, realizado por Andrea Aguad y el Centro Nacional de Patrimonio Fotográfico, con la colaboración de Poli Délano. "Lola es la pionera de las fotógrafas chilenas. Su sello fue su mirada multicultural", dice Aguad. En septiembre se lanzará un libro con más de 300 fotos y un sitio web con toda su obra digitalizada.
RECORRIENDO EL MUNDO
Tras registrar el desastre del volcán Paricutín, los Délano-Falcón se radicaron en EEUU. En 1947 Lola escribió una carta al físico Albert Einstein, pidiéndole fotografiarlo. El científico aceptó de inmediato. "No son fotos de estudio, son muy naturales y captan al Einstein viejón y risueño. Le tomó dos rollos enteros, pero sólo quedan dos fotos. Muchas se perdieron por los constantes viajes. Lo mismo pasó con la serie en España, la mayoría ya no existe, luego de huir cuando Franco se tomó Madrid", cuenta Délano.
Dos años después entró a estudiar fotografía en la New School of Arts de Nueva York. Cambió su cámara Kodak por la Rolleiflex y siguió vagando por el mundo retratando intelectuales, entre ellos, chilenos que deambulaban por Nueva York como Tótila Albert, Claudio Arrau y Mario Carreño.
Con Neruda, los Délano tenían un lazo más fuerte. En 1949, escondieron al poeta perseguido por el gobierno de González Videla. "Un día llegué a la casa y estaba él y la Hormiga. Me sorprendí. Mi madre me explicó que lo estaba persiguiendo la policía y me hizo jurar que no le contaría a nadie", relata el escritor.
Tras el golpe militar se exiliaron en México. Con los años, volvieron a Chile, pero Lola comenzó a perder la vista. "Las últimas fotos, del 85, son de sus nietas y sus sobrinas. Ya no salía. Mi madre era una persona familiar, risueña, y divertida, aunque de carácter fuerte y muy apasionada por cada cosa que hacía", dice Délano.