A 64 kilómetros de la capital de Senegal, en Dakar, la reserva de Bandia es uno de los cinco espacios protegidos del país y uno de los lugares más conocidos por los miles de turistas que lo visitan cada año.
Rinocerontes, cebras, jirafas, búfalos, hipopótamos, cocodrilos, gacelas y más de 120 especies de aves se pueden observar a lo largo de las 3.500 hectáreas de esta reserva.
No sólo la fauna, también la flora llama la atención a los visitantes: los baobabs, árbol símbolo de Senegal, se reparten a través del espacio protegido para dar sombra y protección a los animales.
Desde Saly y Mbour, los principales centros de vacaciones para europeos en Senegal, las agencias de viaje ofrecen visitas a la reserva en 4x4 en grupos de diez personas. De dos a tres horas es la duración del safari, en el que se recorren unos 50 km por pista de tierra.
Los niños suelen ser los que más disfrutan con los animales, asegura uno de los guías de Bandia.
Al finalizar el recorrido, el visitante puede disfrutar de una comida africana en el restaurante de la reserva, situado frente al estanco de los cocodrilos.