La última crisis económica mundial que remeció al mundo no fue vista como un problema financiero, sino que ético. No era únicamente la economía la que estaba fallando, también existía un componente de conducta humana que no se estaba haciendo bien. Tras esta situación, las organizaciones comenzaron a darle un énfasis mucho mayor a la responsabilidad social empresarial.
"En 1999 la ONU realizó un llamado para mejorar las prácticas financieras, que se veían desacreditadas por los escándalos de corrupción, la falta de ética, la falta de equidad, desigualdades y otros problemas sociales que no generaban bienestar para la mayoría, sino que para una minoría. Estas cifras negativas obligaron a hacer algo para mejorar la imagen de las empresas", contextualiza Cristina Castillo, académica de la FAE Usach.
De esta forma nacía la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) un término que hoy es acuñado por prácticamente todas las organizaciones del mundo, que prestan ayuda a diferentes organizaciones, entregando apoyo o donativos, y teniendo una relación diferente con la comunidad y sus clientes. "Actualmente se está superando la etapa del 'maquillaje', donde las empresas sólo entregaban donaciones. Ahora se entiende que se pueden arreglar problemas sociales, como la desigualdad y la dignidad del empleado. Hay un empoderamiento de las personas si se realiza bien la RSE. La persona es todo, no solamente empresa entonces la RSE se ve desde el punto de vista del valor humano", comenta Castillo.
Bajo este contexto aparece una nueva tendencia que está ligada a la RSE, la Responsabilidad Familiar Empresarial. "RFE es entender al colaborador como parte de una familia nuclear, estimulando el vinculo entre esta, las familias de sus compañeros y su lugar de trabajo, reforzando asi el sentido de comunidad y pertenencia para mejorar la motivación, el clima y dar sentido personal y social al trabajo", señala Giselle Jequier, Gerente General de BIG Group, empresa pionera en el desarrollo, capacitación y asesoría sobre RFE en Chile.
Jequier aclara que la RFE forma una parte de la responsabilidad social empresarial. "La RSE pone foco en un pacto de cooperación recíproca entre el empresario y la sociedad en la que se encuentra, mientras que la RFE pone énfasis en los actores de ese pacto, entendidos como miembros de una familia. Si bien la RFE está indisolublemente ligada a la RSE, ésta pretende fundamentalmente integrar a la familia, generando vínculos con la empresa, proporcionando apoyo para mejorar su bienestar. Nos gusta creer que si la RSE es la estrategia, la RFE es la táctica, en especial en sociedades tan familiarmente nucleadas como la nuestra".
Precisasmente BIG Group, realiza diversas actividades para poder generar vínculos entre las familias de los trabajadores, lo que ciertamente entrega un fuerte apoyo, que mejora el bienestar y sirve para solucionar conflictos familiares y personales.
La aplicación de estas iniciativas genera un importante cambio en el clima laboral y al interior de las organizaciones, "cuando las empresas integran a las familias en el proceso de comunicación con sus equipos de trabajo, la fijación valórica de los objetivos coorporativos se hace cotidianamente presente en cada colaborador. Esto impacta transversalmente en los indicadores de gestión de personas, desde el clima hasta la alineación con los objetivos estratégicos", argumenta Jequier.
Actualmente, varias empresas a nivel nacional han implementado este sistema que tiene una visibilidad a mediano plazo, pero los efectos tienen gran eficacia dentro del clima laboral y el ambiente al interior de la organización.