LA Municipalidad de La Florida dictó una nueva ordenanza en materia de venta de alcohol, la que se hará efectiva a partir de hoy. Conforme esta normativa, las discotecas y botillerías deberán acortar en algunas horas el expendio. Como era esperable, la nueva ordenanza ha causado fuerte malestar entre locatarios, quienes han llevado a cabo protestas.

El municipio ha justificado la medida debido a un aumento en el número de incidentes y delitos relacionados con el consumo de alcohol. Es acertado que el alcalde haya recogido los reclamos de los residentes, pero a partir de este episodio parece necesario hacer una revisión más en profundidad de las normativas comunales, que parecen ser algo laxas y por lo mismo no brindan suficiente certeza ni a los vecinos ni a quienes legítimamente llevan a cabo emprendimientos.

En ese sentido, debe haber zonas bien preestablecidas, tal que los vecinos tengan asegurada su tranquilidad. El ordenamiento territorial también debe considerar zonas para el esparcimiento, y en caso de colisión entre ambas garantías los alcaldes deben arbitrar. Para ello se debe dar la suficiente antelación, pero con plazos bien acotados, donde el bienestar de los vecinos debe ser el criterio rector.

Si este tipo de conflictos son reiterados, es porque estos criterios al parecer siguen sin ser suficientemente claros. Una buena gestión debe ser capaz de armonizar el bienestar con los distintos emprendimientos locales, los que necesitan reglas claras para realizar sus inversiones.