La compleja operación para desencallar el crucero de lujo "Costa Concordia" comenzó este jueves frente a la isla italiana del Giglio, en la Toscana (centro), cuando se cumplen seis meses del naufragio que dejó 32 muertos.

Un equipo de obreros empezó a trabajar alrededor de la nave que yace volcada frente a la isla italiana, ayudados por una grúa y varias lanchas neumáticas.

Durante la primera fase de la operación de rescate, considerada un verdadero desafío técnico, se sacarán los pedazos de roca enclavados en el casco del crucero durante el choque fatal del barco con la costa el pasado 13  de enero.

Además de ser un gran desafío de ingeniería, el retiro tiene un elevado riesgo medioambiental, al tratarse de una zona protegida.

Homenaje

Paralelamente, la población de la isla prepara un homenaje en memoria de las víctimas. El viernes se celebrará una misa en la iglesia del puerto con la presencia de los familiares de los fallecidos en la tragedia, tras lo cual habrá un concierto al aire libre, con el coro y la orquesta de la ciudad de Grosseto (Toscana).

El sábado, Elio Vincenzi, viudo de Maria Grazia Trecarichi, víctima del naufragio, se sumergirá a 25 metros de profundidad para colocar una placa conmemorativa en el lugar en el que el crucero chocó contra los arrecifes.

Investigación

Por otro lado, el procurador encargado de la investigación judicial anunció  que aplazaba la audiencia técnica prevista para el 21 de julio debido a la mole de material que debe examinar.

Los cuatro expertos judiciales designados por los magistrados pidieron igualmente aplazar la entrega de sus conclusiones.

El "Costa Concordia" transportaba a 4.229 personas, de las cuales 3.200 turistas de 60 nacionalidades (además de una tripulación de unas 1.000  personas) cuando encalló sobre una roca cerca de la isla de Giglio.

En total nueve personas están procesadas por este caso, entre ellas Francesco Schettino, su lugarteniente, otros cuatro miembros de la tripulación y tres miembros del personal en tierra firme.

La semana pasada, el capitán del crucero pidió perdón en una entrevista a una cadena de televisión italiana y confesó que "siente el peso sobre la conciencia" de los 32 muertos.

"Un incidente en el mar es diferente a un crimen. No creo haber cometido un crimen", se justificó Schettino, acusado de haber provocado el naufragio al  haberse acercado demasiado a la costa para saludar a los isleños y de haber  abandonado el navío en plena evacuación de los pasajeros y tripulantes.