Era 1911 cuando científicos alemanes patentaron la fórmula de la crema Nivea de la lata azul. Diez años más tarde, Coco Chanel alteraba para siempre la industria de la perfumería con su indiscutible Chanel Nº 5. Desde Marilyn Monroe hasta Nicole Kidman sucumbieron a los encantos de la fragancia femenina más mítica que existe. Cuenta la leyenda que el nombre se debe a que fue la quinta versión del perfume que le presentaron, la que finalmente eligió la diseñadora. Verdadero o falso, su combinación de rosas con ilang ilang sigue siendo el aroma elegido por millones de mujeres en todo el mundo.

Más adelante, en la década de los 80, Guerlain sorprendió con su polvo iluminador de meteoritos, que enamoró a la reina Rania de Jordania, a la princesa Carolina de Mónaco, transformándose en una suerte de objeto de culto de los principales maquilladores y celebridades del mundo entero. Y la lista sigue. Algunos antes y otros después, todos estos productos generaron una auténtica revolución cuando irrumpieron, como mínimo, hace dos décadas en el mercado de la cosmética. Desde entonces han pasado de generación en generación, al modo de una herencia familiar.

Olores, texturas, envases y colores que evocan épocas pasadas y se cuelan en los botiquines actuales para darles un toque vintage y, por eso mismo, ultramoderno.