Los esfuerzos de la ministra de Cultura, Paulina Urrutia, por acercar las posiciones entre la Cámara del Libro y la Asociación de Editores de Chile fueron infructuosos. Ayer en la mañana la secretaria de Estado se reunió con los presidentes de ambas asociaciones para iniciar un diálogo que pusiera fin a sus diferencias sobre la Feria Internacional del Libro de Santiago. Pero no avanzaron: la Cámara, organizadora del evento, no se abrió a modificar las condiciones económicas que hace un mes llevaron a 11 sellos locales a restarse de la feria.

En concreto, la Cámara del Libro seguirá cobrando un valor 70% más alto a quienes no sean de sus filas por un stand en la Feria del Libro. Según informó Eduardo Castillo, presidente de la entidad, el lunes es el último plazo para sumarse a la feria. Hasta la tarde de ayer, sin embargo, las editoriales Lom, Universitaria, Cuatro Vientos, Cuarto Propio, Pehuén, Tajamar, Ocho Libros, Frasis, Juan Carlos Sáez Editores, Uqbar y Jurídica Andrés Bello mantenían su posición de seguir fuera del evento.

Castillo no quiso comentar la reunión. Pero en un comunicado, la Cámara explicó: "Tomando en consideración la crisis económica y previendo su impacto en las empresas del sector, decidimos mantener exactamente los mismos precios por arriendo de stands que el año pasado".

A nombre de Editores de Chile, Isabel Buzeta dijo que la discusión ha servido para "sincerar el negocio de la feria". Añadió: "Se trata de una feria de cámara que representa a sus socios y a quien quiera ir con ellos, pero, en ningún caso, a la cultura nacional y menos aún a la edición chilena".

HISTORIA DE UN CONFLICTO

La discusión que hoy afecta a la Feria del Libro se arrastra a lo menos desde 2003. Ese año en la Cámara se instauró la cláusula de que los miembros del directorio no podían pertenecer a otra entidad gremial. Pero en ese momento, en el directorio ya estaban representantes de Andrés Bello, Universitaria y Cuarto Propio, quienes participan de la incipiente Editores Independientes. La cláusula significó la salida de los tres sellos de la Cámara y la formación de la Asociación de Editores de Chile.

Para esa fecha, la Cámara ya cobraba un monto menor a sus socios para participar en la Feria del Libro. Y lo siguió haciendo, pero negociaba un precio general, con rebaja, para Editores de Chile. Este año, sin embargo, los sellos locales plantean que la Cámara no escuchó sus actuales planteamientos. Buzeta dice que su postura superaba lo económico, pues también querían apoyar el programa cultural de la feria. La asociación de Castillo no habría respondido.

Eduardo Castro, editor de Universitaria, explica que las diferencias con la Cámara son culturales. "Ellos no están interesados en una política del libro y la lectura". Por eso, agrega Paulo Slachevsky, director de LOM, no se suman a dicha entidad sólo para pagar menos en la Feria: "No nos parece válido pertenecer o no pertenecer a una asociación solamente por el beneficio económico".