Desde su llegada a la secretaría general del Partido Comunista Chino (PCCH), en noviembre de 2012, Xi Jinping ha liderado una agresiva campaña contra la corrupción. En enero del año pasado, dos meses antes de convertirse en presidente de China, Xi dijo en una reunión de la Comisión Central de Inspección de la Disciplina del Partido que la lucha contra ese vicio debía alcanzar a "tigres" y "moscas", en referencia a funcionarios de todos los niveles. Por ello, los datos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (Icij), sobre el uso masivo de paraísos fiscales por parte de familiares directos de la cúpula del PCCH, amenazan con complicar la cruzada anticorrupción de Xi, según la opinión de los expertos.
El Comité Permanente del Politburó chino es el todopoderoso grupo de siete hombres que dirigen el PCCH y el país. Los datos obtenidos por el Icij muestran que los familiares de al menos cinco miembros actuales o pasados de este pequeño círculo poseen empresas inscritas en las Islas Cook o las Islas Vírgenes Británicas. Entre ellos se cuentan parientes de Xi Jinping y los ex primeros ministros Wen Jiabao y Li Peng.
Sin embargo, el régimen comunista restó importancia al informe. "Desde el punto de vista del lector, la lógica de ese artículo no es convincente. Eso hace que se susciten dudas acerca de si tiene motivos ulteriores", declaró el portavoz de la Cancillería china, Qin Gang. A pesar del enojo de Beijing por las revelaciones, que ayer se materializó con el bloqueo en China de las ediciones digitales de los medios que participaron en la investigación (entre ellas las de El País, Le Monde, The Guardian y The Global Mail), las declaraciones de Qin Gang pueden dejar entrever el interés del gobierno en separar responsabilidades. "Lo que quiero puntualizar es que se demostrará que los limpios son limpios y los sucios son sucios", afirmó, en un comentario críptico y sutil que podría indicar que las autoridades quieren dejar bien clara la diferencia entre los líderes actuales y las posibles actividades de sus familiares.
Para los analistas, la visión del problema es distinta. "Perjudicará la reputación del Presidente Xi Jinping y del partido", aseguró a Dpa en Beijing el comentarista político Zhang Lifan, crítico con el régimen chino. "En estos momentos (Xi) está pidiendo una lucha decidida contra la corrupción, mientras, a la vez, se juzga a ciudadanos que han pedido la publicación del patrimonio de los funcionarios y sus familias", dijo Zhang, en referencia al comienzo del proceso contra el prominente disidente Xu Zhinyong, que reclama más controles sobre los líderes del país.
La fortuna cada vez mayor de las clases dirigentes chinas, tanto dentro como fuera del país, "puede no ser ilegal en sentido estricto", pero suele estar ligada a "conflictos de intereses y un uso encubierto del poder oficial", afirma Minxin Pei, politólogo en el Claremont McKenna College, de California. "Si hay una verdadera transparencia, entonces el pueblo chino tendrá una mucho mejor idea de cuán corrupto es el sistema (y) cuánta riqueza ha sido acumulada por los funcionarios del gobierno a través de medios ilegales", agrega.
A juicio de Zhang Lifan, el uso de paraísos fiscales por parte de familiares de los miembros de la cúpula del PCCH "dará lugar a discusiones sobre si la campaña de lucha contra la corrupción es real o sólo una herramienta en una lucha por el poder político". En ese sentido, Ho-Fung Hung, experto en China de la Universidad Johns Hopkins, advirtió que "cualquiera que intente realmente llegar a la raíz del problema podría enfrentar una reacción colectiva de la elite, poniendo en peligro su propio poder".
En el caso de Wen Jiabao, el ex primer ministro ya estaba bajo la lupa desde hace tiempo y hace poco defendió su herencia política en una carta a un amigo. "Nunca estuve y nunca estaré involucrado en una sola transacción en la que abusara de mi poder con fines personales", afirmó Wen. Pero los críticos destacan que el ex premier no defendiera explícitamente a sus familiares. "Realmente, no dice que su familia no sea corrupta", comentó el periodista chino Yang Jinsheng en Radio Free Asia.
La destitución del alto dirigente Bo Xilai, en marzo de 2012, en medio de un caso de corrupción, dejó al descubierto los crecientes intereses empresariales y evidente gusto por el lujo de los hijos de los líderes chinos, con frecuencia llamados "principitos" o "delfines". Bo Guagua, el hijo de Bo Xilai, manejaba un Ferrari y vivía suntuosamente mientras estudiaba en la Universidad de Oxford. Sus compañeros aseguran que incluso alguna vez llevó al actor Jackie Chan para que ofreciera una charla y cantara con él en un escenario.
Según información publicada ayer por el diario alemán Süddeutsche Zeitung, los bancos occidentales contratan a los descendientes de la "aristocracia roja" para avanzar en el mercado financiero chino. Así, las entidades buscaban apoyos para superar la restrictiva regulación financiera local.