Conforme avanzan los días, los antecedentes que van surgiendo en la investigación para determinar las circunstancias del fallecimiento del fiscal Alberto Nisman -ocurrida el 18 de enero pasado-, lejos de contribuir a esclarecer los motivos de su muerte, hacen cada vez más complejo el caso.

De acuerdo a la información publicada ayer por el diario Clarín de Argentina, en el basurero del departamento donde residía y fue encontrado muerto el fiscal -ubicado en la zona de Puerto Madero en Buenos Aires-, se halló documentación que correspondería a una primera versión de la denuncia que presentó el persecutor contra Cristina Fernández. En esos papeles, según consigna el medio de prensa, Nisman solicitaba a los tribunales de justicia el desafuero y detención de la mandataria Cristina Fernández, de su canciller Héctor Timerman y del denominado piquetero Luis D´Elía por el eventual encubrimiento de los responsables del atentado de la Amia, perpetrado en 1994.

Se trata de un texto parcial del escrito que presentó finalmente el fiscal para formalizar la denuncia de la causa que indagaba. Lo llamativo es que en el documento definitivo que presentó ante la justicia y que se dio a conocer el jueves pasado, Nisman sólo pidió al juez que cite a declaración indagatoria a los involucrados -que incluye al jefe de La Cámpora, Andrés Larroque-, desechando la solicitud de detención.  Además, varios párrafos del mismo aparecen tachados, por lo cual no es posible conocer su contenido.

Este nuevo antecedente ha levantado una serie de interrogantes sobre cuáles son los motivos que tuvo el fiscal para modificar su denuncia inicial y por qué el escrito final está rayado en varios de sus párrafos. Según Clarín, de este documento llama particularmente la atención la página 287, que se destaca de las otras fojas no sólo porque hacia el final está el pedido de indagatoria contra Fernández y Timerman, sino que también porque parte de las oraciones redactadas por el fiscal en esa carilla están tachadas con líneas negras que impiden conocer su contenido. Se trata precisamente de la primera parte del petitorio, en que el persecutor enumera al juez las medidas que pide para avanzar en la investigación.

Los primeros dos puntos del petitorio se pueden leer completos, pero el tercero no. Este comienza con la frase "Se decrete" y el resto fue tapado con tinta oscura. El punto cuatro se inicia con un "Se proceda", pero no es posible saber cuáles son las palabras que siguen. Mientras que el punto cinco es el más extenso y el más tachado. Aquel se inicia con el pedido de "Se practiquen", pero le siguen 12 líneas borradas. Recién en el punto ocho se puede volver a leer normalmente el texto. Se trata de la parte en que Nisman le solicita al magistrado las declaraciones indagatorias de los imputados en su denuncia.

La principal interrogante que surge es si esos párrafos tachados a mano coinciden con la versión encontrada en el departamento del fiscal. Este documento se encuentra ahora en custodia judicial y fueron incluidos en el expediente de la investigación.

OTRO DATO REVELADOR

En Argentina son muchos los que piensan que el fiscal Nisman no tenía motivos para suicidarse. Esta percepción parece reforzarse con la información que publicó ayer el diario La Nación de ese país, en la que se señala que el fallecido persecutor dio órdenes sobre la causa que investigaba horas antes de su muerte. En la nota se indica que éste hizo una serie de solicitudes a su equipo de trabajo en los días previos a su deceso. Los principales requerimientos, agrega el medio de prensa, fueron para la secretaria letrada de la fiscalía, Soledad Castro, una de las pocas personas en las que Nisman confiaba para trabajar, y quien se comunicó por última vez con él la tarde del sábado 17 de enero. En esa conversación el fiscal le comunicó que la iba a necesitar el domingo para cerrar su presentación ante el Congreso.