Aunque no tiene el poder de curar la demencia o la enfermedad  de Alzheimer, la música puede ayudar a los quienes la padecen a "despertar" sus recuerdos, según reveló el documental "Alive Inside: A Story of Music and Memory" presentado  este fin de semana en el Festival de cine de Sundance en Estados Unidos.

La película, muy emotiva, sigue los esfuerzos de Dan Cohen, fundador de la  asociación Música y Memoria, para convencer a los hogares de ancianos  estadounidenses de los beneficios de la música en los pacientes que sufren demencia y Alzheimer.

Para sorpresa del los cuidadores de estos centros, el documental muestra  cómo, con auriculares y reproductores de música, los pacientes encerrados en su  mutismo y perdidos en el laberinto de la demencia senil parecen recuperar  algunos recuerdos y sentimientos al escuchar la melodía que les gusta. 

El experimento, realizado ante cámaras, es impresionante y muchos pacientes  comienzan a hablar, sonreír, cantar, e incluso a esbozar pasos de baile ante sus familiares (quienes quedan atónitos) al escuchar el jazz de su juventud o de sus primeros "coqueteos".

Pero esto no es una cura asegura el director del documental Michael Rossato-Bennett, "ya que no hay forma de  recuperar las células (nerviosas), que han sido destruidas. Es como si los  lugares donde se almacenan los recuerdos se hubieran ido para siempre" señala.

Pero la música, a diferencia de otras emociones, tiene la capacidad de  penetrar en los rincones del cerebro menos afectados por la demencia.

Más melodías, menos medicamentos

Según Rossato-Bennett, esta terapia musical puede contribuir a resolver un  problema social creciente.

"Cuando uno tiene Alzheimer, el mundo se vuelve abrumador, uno ya no puede  distinguir lo que está sucediendo dentro y fuera suyo. Vivir se convierte en  una agresión", dijo el cineasta. "Pero cuando se le da a alguien algo que le gusta, como la  música de su juventud, el mundo se reduce al instante y se vuelve menos  amenazante".

Otras de las cosas que dijo Rossato-Bennett fue que "vivimos en una época, en una cultura, en la que ya no estamos muy seguros  de cuánto nos preocupamos por los seres humanos. Nos preocupamos por la  industria, el progreso, el comercio. Pero tal vez los ancianos ya no sirven. Y  si uno vive en una sociedad donde todo es eficiencia y productividad, ¿qué pasa  con los que ya no sirvenâ"

Según el creador de este largometraje, la humanidad está en un punto de inflexión. "Con la tecnología, somos dioses. Realmente creo que necesitamos repensar  casi todo, y al final, no tendremos opción. Porque si estamos creando el  calentamiento global, si estamos agotando la peces de nuestros océanos, si  nuestros mayores no están teniendo una vida digna, en algún momento no podremos  ignorarlo. Y cambiaremos", sentenció.