El cantante estadounidense Michael  Jackson, que murió el mes pasado a los 50 años por un paro cardiovascular, pasaba hasta 72 horas acostado como "un muerto  vivo" tras ingerir cócteles de calmantes y sedantes, declaró Kathryn Buschelle, una ex enfermera especializada en cirugía  plástica que asistía el "Rey del Pop".

Buschelle, de 41 años, afirmó al diario inglés The Sun que el  músico se había vuelto adicto al calmante Diprivan para poder lidiar con el dolor por continuos tratamientos de láser para  "peeling faciales", que buscaban emblanquecer su piel.

"La obsesión de Michael por su apariencia lo llevó a más y  más tratamientos de piel, y a una subsiguiente adicción al Diprivan. Fue un ciclo de locura", afirmó la enfermera.

"El literalmente se quemaba la piel y luego quedaba drogado como zombie. Suena como un guión de una película de terror.  Hacia el final de los 90' era como un muerto vivo, así de mal  estaba", agregó.

Además de Diprivan, en el cuerpo de Jackson se hallaron  restos de otros calmantes y drogas, como Demerol, Methadone, Valium, Dilaudid, Ambien, Fentanyl, Xanax y Vicodin, tras la  muerte del músico el pasado 25 de junio en su mansión en Holmby  Hills.

Buschelle afirmó a la publicación que el cantante estaba tan adicto a los calmantes, que pedía someterse a cirugías plásticas incluso  cuando no las necesitaba.

"La droga comenzó a volverse el único propósito para venir a  la clínica. Se quedaba algunos días, a veces hasta 72 horas. Era  como si Michael se momificara. Terminaba acostado como un muerto vivo", concluyó.