Pese a las medidas gubernamentales de combate al trabajo infantil, más de un millón de niños con edades entre diez y 14 años sigue trabajando en Brasil, según reveló hoy el diario Folha de Sao Paulo, en base a datos del censo demográfico del estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Si bien los gobiernos han logrado la última década reducir en menos del diez por ciento la proporción de niños y adolescentes que buscan la supervivencia en el mercado laboral (que cayó del 6,6%, en 2000, al 6,2%, en 2010), se mantiene el problema, especialmente grave en la Amazonia brasileña, donde la proporción de niños trabajadores se acerca al 10%.
La erradicación del trabajo infantil hasta 2020 es una de las metas de Brasil, pero expertos consultados por el rotativo advirtieron que, para alcanzarla, será necesario "un esfuerzo adicional" por parte del gobierno, ya que la fiscalización existente no logra detectar a niños que trabajan como criados domésticos o en pequeñas propiedades agrícolas.
"Enfrentamos el problema del trabajo infantil invisible, en lugares donde es difícil llegar, en razón de distancia o por cuestiones legales que prohíben entrar a un hogar privado", admitió el superintendente de Trabajo del estado de Tocantins, Marcos Calixto.
A su vez, el jefe de la División de Fiscalización de Trabajo Infantil del Ministerio brasileño de Trabajo, Luiz Henrique Lopes, otra dificultad enfrentada por el gobierno es de orden cultural, ya que el trabajo infantil es una práctica generalmente aceptada en áreas rurales de Brasil.
Según el coordinador del programa de erradicación del trabajo infantil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el brasileño Renato Mendes, las autoridades municipales deberían cumplir un papel más activo para sacar a los niños del mercado laboral.
"Los documentos y las directrices del gobierno federal para hacer frente al problema son claros y contundentes, pero, en los municipios no siempre esta política se lleva a cabo con calidad", expresó.