La revista estadounidense New York Magazine abordó la depresión en la política en su última versión, tras la renuncia de Pablo Longueira a la candidatura presidencial del oficialismo. En la publicación, se analiza además el caso de otros políticos mundiales que han debido tomar el mismo camino de Longueira tras ser diagnosticados con la enfermedad.

Dentro de las causas, explicadas en el artículo, de por qué los políticos son más propensos a esta patología, están la sobre exposición de sus vidas, las demandas del trabajo, la falta de remordimiento de las personas de herir los sentimientos de los políticos, y la facilidad con la que quienes realizan ese trabajo se ilusionan y desilusionan, todo eso sumado a los problemas de la vida común.

La revista señala además que pese a que las causas son conocidas, los casos de políticos que ceden a dejar sus actividades para tratarse la enfermedad, como Longueira, no son tan comunes, aunque hay algunas muy conocidas como la del primer ministro noruego, que en 1998, anunció que sufría de una "reacción depresiva" al estrés, y transfirió el poder a su vicepresidente durante tres semanas para recuperarse. Y el caso más famoso, de Winston Churchill y la evidencia "convincente" según la revista, que sugiere que Abraham Lincoln también era depresivo.

Finalmente, la revista señala que las esposas de los políticos también están propensas a sufrir la enfermedad debido a que muchas veces se ven expuestas a una vida que no eligieron, siendo muchas veces ellas quienes piden a sus maridos dejar la política para tratarse.