Ricardo Caballero, el economista nacional más reconocido en el exterior y profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), siempre prefiere hablar acotado sobre Chile, porque señala que no tiene tiempo de seguir el acontecer local al detalle. Sin embargo, ello no quiere decir que esté desvinculado de lo que ocurre. Por el contrario, en varias ocasiones ha dejado de manifiesto su preocupación por la situación de bajo crecimiento y polarización que vive el país actualmente.
Y su visión para lo que viene enfatiza precisamente en la necesidad de restablecer la confianza y el diálogo como condiciones esenciales para recuperar el dinamismo de la economía, planteando que ese será el principal desafío del próximo gobierno. Considera que la discusión y gestión futuras deben volver "a ser respetuosas de la mirada de largo plazo que nos caracterizó por mucho tiempo".
Fitch Ratings le puso una perspectiva negativa a Chile por primera vez, ¿qué tan preocupante es?
No tiene mayor implicancia de corto plazo, pero es una señal más de que perdimos el rumbo. Es la suma de todas estas señales lo que es preocupante.
¿Cómo se puede evitar que se materialice ese outlook negativo?
Chile no tiene un problema de balance en este momento. La deuda pública neta no es un problema urgente. Pero la caída del crecimiento sí lo es. Cuando los países dejan de crecer, es sólo cuestión de tiempo hasta que los problemas fiscales se agravan rápidamente. Se pierde la disciplina fiscal tratando de pelear problemas estructurales como si fueran transitorios. Esta es la historia, incluso, de países mucho más ricos que el nuestro, como Italia y sus vecinos. No leí el reporte de Fitch, pero supongo que es este tipo de dinámicas lo que les preocupa.
El Banco Central acaba de rebajar a 1,5% la proyección de crecimiento del PIB de 2016 y a 2% la de 2017, ¿por qué Chile no logra repuntar?
Porque se ha perdido todo tipo de confianzas. Este gobierno y su programa fueron elegidos como un movimiento contra las elites y la tecnocracia, que surgió de la ira de la calle producto de esta desconfianza hacia las elites, alimentada por el proceso de razonamiento motivado que expliqué anteriormente. Hoy, por otro lado, el mayor problema para el crecimiento es que los empresarios e inversores no confían en el gobierno y la trayectoria política de Chile. La retroexcavadora causó un enorme daño a la psiquis de nuestro país. No parece haber diálogo real, sólo verdades paralelas. En ese contexto, es muy difícil crecer.
También el Banco Central está anticipando dos posibles bajas de tasas de un cuarto de punto en 2017, ¿cuánto puede ayudar eso a la recuperación de la economía?
No ataca el problema de fondo, pero todo ayuda un poco.
¿Puede embarcarse Chile sin problemas en un proceso de baja de tasas cuando la Fed en EE.UU. las está subiendo?
Sí, mientras la subida de tasas en EE.UU. sea ordenada, Chile no tiene un problema externo.
¿El proceso electoral y el cambio de gobierno que vienen pueden ayudar a mejorar las expectativas?
Sí. Depende de si el debate deja en claro que este fue un mal capítulo y que la discusión y gestión futuras volverán a ser respetuosas de la mirada de largo plazo que nos caracterizó por mucho tiempo.
¿Cuál es el principal desafío del próximo gobierno en Chile?
Recuperar las confianzas. Esto incluye encontrar soluciones técnicamente competentes y entendibles para la sociedad a los problemas de fondo que dieron origen a la ira de la calle. Devolver el sentido de estabilidad del proyecto país, que es tan importante para las inversiones de mediano y largo plazo. Y encontrar un método de comunicación efectivo entre las distintas partes para evitar la polarización de "las verdades".
Hay gente que estima que "Chile se jodió", porque ven que el período de crecimiento bajo 3% puede extenderse por cerca de una década. ¿Comparte ese temor o es un juicio exagerado?
No lo sé. Sólo el tiempo nos dirá cuán permanente fue el daño. Depende de lo que venga y del grado de síndrome postraumático con que salgan nuestros empresarios. Estos últimos son por naturaleza gente optimista; luego, siempre hay esperanza de que la recuperación sea rápida.N
El mundo en 2017: "Los principales focos de riesgo serán políticos"
Cómo se concretará el Brexit y de qué forma se instalará el gobierno de Donald Trump son, a juicio de Ricardo Caballero, interrogantes claves del próximo año que, sin duda, marcarán el devenir de la economía global. En todo caso, su mirada parece más alerta que pesimista, partiendo de la base que "los grandes motores del mundo (como son EE.UU., Europa, Japón y China) se ven más estables", asegura.
El mundo que enfrentaremos en 2017, ¿será peor o mejor que 2016 en materia económica?
Esa es una pregunta imposible de contestar con precisión. En economía hay shocks muy frecuentes que cambian el pronóstico de un momento a otro. Aún así, los grandes motores del mundo se ven más estables que el año pasado. La recuperación de EE.UU. está consolidada (desde antes de Trump), la recuperación europea está un poco mejor distribuida, Japón se vuelve a beneficiar de la fortaleza del dólar y China sigue en lo mismo, pero ya con menos exposición de balance de su sector corporativo a la apreciación del dólar.
¿Cuáles serán los principales focos de incertidumbre y riesgo a nivel global?
Los políticos. En 2016 vimos grandes sorpresas en elecciones y referéndum, pero todavía no hemos visto la implementación del Brexit o de (el gobierno de) Trump, por ejemplo. Para hacer una analogía con Chile, el problema no fue la elección de este gobierno, sino la implementación de su programa. Esperemos que le salga mejor a Trump que a nosotros…
¿Por qué Trump ganó las elecciones en EE.UU.?
Por una gran combinación de factores, desde estratégicos a simplemente la suerte. Pero si lo miramos desde más arriba, es parte de un proceso más general del que Chile también ha sufrido con sus políticas dictadas desde la calle y temas relacionados.
Creo que la tecnología de comunicación está teniendo un efecto colateral muy negativo y contrario al que la gente esperaba. Está destruyendo en vez de creando información útil en la toma de decisiones en un gran ámbito de cosas y particularmente en la política.
¿Cómo así?
Hoy en día tenemos mucho más acceso a información que en el pasado. Las distintas redes sociales se encargan de repartir información muy rápido. Es mucho más difícil tapar las cosas y eso es bueno. El problema es que los seres humanos no somos completamente racionales en el uso y recopilación de la información. No juntamos datos y hechos como un estadístico neutral a la conclusión, sino más bien como un abogado que quiere probar su caso. Tenemos un "razonamiento motivado". Está el viejo dicho que dice que "la gente cree lo que quiere creer". La evidencia que tenemos de una serie de experimentos en psicología y ciencia cognitiva es que eso no está tan lejos de la realidad, con una salvedad importante, que nos gusta sentirnos "racionales" respecto de lo que creemos… Luego, pasamos por la vida seleccionando datos que prueban nuestras posiciones y olvidándonos de aquellos que las refutan. Nos juntamos con gente que piensa cercanamente, leemos diarios que son más proclives a coincidir con nuestras creencias, etc.
Las redes sociales han puesto este proceso en esteroides. Y con tanta información confirmatoria disponible al interior de estas redes, es muy fácil para cada una de ellas creerse dueñas de la verdad y enfurecerse con el sistema que no entiende esta "verdad irrefutable". La gente anda enojada. Los populistas siempre han explotado este tema y Trump lo hizo en forma brillante en el contexto de la nueva tecnología. Creó su propia red social e invirtió fuertemente en desprestigiar a los métodos de información convencionales que tendían a refutar con datos sus comentarios y posiciones. Es decir, construyó la estructura informática perfecta para que sus votantes "creyeran lo que querían creer".
Ya como Presidente, ¿Trump hará todo lo que dijo como candidato?
Esta es la gran incertidumbre. Hay (al menos) dos tipos de populistas: los que se creen su cuento -como Sanders, Dilma o nuestra Presidenta-, que ganan elecciones, porque están en el lugar correcto en el momento correcto. Y los que simplemente usan este proceso para ganar las elecciones. Los primeros tienden a ser mejores "personas", pero pueden hacer mucho daño al tratar de implementar políticas equivocadas de las cuales están profundamente convencidos, víctimas ellos también del proceso de razonamiento motivado. Por otro lado, los segundos, del cual Trump es casi una caricatura, son oportunistas, ambiciosos y de pocos escrúpulos, pero más prácticos. Luego, es menos probable que embarquen al país en un experimento muy costoso para la economía.
Trump se preocupó de ganar las elecciones. No creo que tenga planes muy elaborados de nada; luego, tendrá que buscar entre los programas escritos por otros que estén algo alineados con sus temas de la campaña. Entre éstos destacan los programas de Paul Ryan. La reforma tributaria es la más avanzada y factible en el corto plazo.
En ese sentido, ¿qué nos anticipa el gabinete que ha conformado?
Es una mezcla extraña de gente exitosa en ámbitos bastante distintos de los que enfrentarán en sus nuevas actividades. Es difícil predecir y seguramente el proceso de confirmación será complejo. Hay personajes curiosos, pero también hay diversidad de opiniones respecto de temas importantes, como la apertura al comercio internacional y la posición de EE.UU. frente a amigos y enemigos tradicionales. Por las razones que mencioné arriba, me gusta esta diversidad -ya veremos si se obstaculizan o generan sinergias importantes.
¿Qué opina de los planteamientos económicos de Trump?
Su visión respecto de la moneda china y el rol del comercio internacional en la transformación de la estructura productiva de EE.UU. es anticuada y equivocada, pero no sé cuán atado está a ella. Su visión respecto de la necesidad de mejorar la infraestructura y de una reforma tributaria tiene mucho más sustento.
En un mundo tan globalizado como el de hoy, ¿puede volver atrás y hacer más proteccionista a EE.UU.?
La verdad es que desde las crisis subprime y las europeas, el mundo se ha cerrado bastante, tanto por el lado del comercio de bienes como de flujos de capitales. Parte de esto es ya el resultado de nuevas regulaciones. Es decir, la política económica puede tener efectos muy importantes -la globalización y sus beneficios no son automáticos e inevitables- y hay que protegerla. Habiendo dicho esto, dudo que cerrarse en forma significativa sea una de las políticas importantes del gobierno de Trump. Posiblemente, introducirán un poco de tarifas disfrazadas en la reforma tributaria y habrá confrontaciones para la galería con China y otros, pero ojalá no pasen más allá de esto.
¿Podemos ver una guerra fría económica entre EE.UU. y China?
Ruido para la galería, seguro. Espero no más allá de esto. Pero es un riesgo muy importante.
¿Tiene sentido la apuesta de Trump de reindustrializar a EE.UU.?
Acá hay un problema de diagnóstico. El proceso de pérdida de importancia relativa de este sector es el resultado de avances tecnológicos y de las preferencias de una sociedad que se enriquece y envejece. Se culpa a China y a la globalización, pero si uno mira al interior de China, ellos están viviendo el mismo proceso. Acá, además, hay que distinguir entre la producción del sector industrial y los puestos de trabajo en este sector. Estos últimos van a seguir cayendo en términos relativos sí o sí, dada la mecanización de ese tipo de trabajo.
¿Es viable su propuesta de recortar en 20 puntos el impuesto a las empresas? ¿Cómo puede afectar la recaudación y estabilidad fiscal?
No sé si 20 puntos, pero creo que habrá un recorte significativo, deducciones de inversión y otras medidas que tendrán un efecto positivo en el crecimiento. Pero este último efecto no es ni cercanamente suficiente para financiar el recorte. Ellos lo saben y buscarán financiamiento en otros lados. De hecho, el programa de Ryan tiene aumentos de recaudación producto de impuestos a las importaciones y otros.
¿Su gran plan de infraestructura puede ser un agente dinamizador de EE.UU. y también mundial, por la vía de mayor demanda de commodities como cobre?
El efecto sobre la oferta agregada es más lento que el efecto sobre la demanda agregada. Si bien es cierto que el primero se necesita, EE.UU. no tiene mucho espacio para una expansión de la demanda agregada. Luego, una parte importante del estímulo de corto plazo debe ser acomodado por la desaceleración de otros sectores y por desborde hacia el resto del mundo. El boom reciente de los commodities (aparte del petróleo, que corresponde a decisiones de recorte de los productores) se debe a la anticipación de un proceso de este tipo.
En ese sentido, ¿la mejoría que ha experimentado el cobre tras el triunfo de Trump (en torno a US$ 2,50 hoy) podrá persistir en 2017 o volverá a niveles más cercanos a US$ 2 la libra?
El impacto inicial de Trump fue muy favorable para Chile. Depreció su moneda y subió el precio del cobre. En el escenario central, nos quedamos con algo de las dos ganancias. Pero como dije anteriormente, hay mucha incertidumbre en este momento. Pregúnteme en marzo...
En materia de tasas, ¿se cumplirá el anticipo de tres alzas en 2017 que hizo la Fed en su última reunión? ¿Cómo puede afectar ese recorrido lo que haga Trump?
Dada la incertidumbre respecto de qué parte de las promesas de Trump se implementarán, es difícil predecir el nivel de tasas. Relacionado a mi respuesta anterior, si se necesita acomodar espacio para la expansión causada por el plan de infraestructura, el mecanismo es un alza mayor de tasas y la apreciación del dólar. Por otro lado, las fuerzas globales siguen empujando las tasas hacia abajo.
¿Cuál es el efecto de todo lo anterior para América Latina?
Muy similar a lo de nosotros en lo real, pero más complicado para aquellos que están con problemas de inflación.