Ricardo Escobar es un abogado que suma años dedicado al tema tributario. Una década en Carey & Cía., cuatro al mando del Servicio de Impuestos Internos (SII), en el gobierno de Michelle Bachelet, y desde 2010, en Ernst & Young, donde hoy es líder de política tributaria para todo el continente americano. Ha sido consultado por diversas candidaturas de la oposición; ha ayudado a Andrés Velasco en el financiamiento de su candidatura y en 2012 fue escuchado por la oposición a propósito de la última reforma tributaria.

¿El sistema chileno es estable o se modifica demasiado?

Si uno hace la cuenta de todos los cambios que tiene el régimen tributario chileno, bien en impuesto a la renta, en IVA, en Timbres y Estampillas, está permanentemente siendo sujeto de debate y de cambios, cosa que es relativamente normal. Es frecuente que en los países haya este tipo de debates.

¿Ya sean cambios profundos o más bien cosméticos?

Los cambios profundos no son frecuentes y no es bueno que lo sean, porque normalmente llevan a unos procesos más o menos largos de ajuste y adaptación de los contribuyentes, de la administración tributaria, etcétera. Los cambios más estructurales no son buenos en forma frecuente y en Chile no han ocurrido de esa manera. El cambio estructural más importante fue en 1984, el siguiente fue en 1990 y después no ha habido grandes cambios, salvo quizás en lo que se refiere al mercado de capitales de fines de los 90.

Hoy en la Concertación se proponen reformas tributarias. Antes no fue tema de campaña...

Porque veníamos saliendo de la crisis de 2008, estábamos administrando esa crisis, teníamos un cierto superávit y no había mucho espacio para estar discutiendo subir impuestos. ¿Cuál es la situación de Chile hoy? Que estamos con un déficit de un 1% del PIB, que es algo de lo que el próximo gobierno se tendrá que hacer cargo, da lo mismo quien sea, de izquierda o de derecha. Si a eso uno le agrega que quiere lo que sea en mayor educación, en más seguridad, en mejor salud, por ejemplo, ya hay otro 1% o 2% del PIB que se necesita.

¿Por qué la Concertación se concentra en el FUT?.

El sistema del Fondo de Unidades Tributables (FUT) se estableció en Chile en 1984 y no ha sido cambiado en todos estos años. Es un sistema en el que tenemos una tasa de impuesto a las empresas relativamente baja y es una tributación que es a cuenta de la que algún día va a tener el dueño final, una persona natural en Chile o un inversionista extranjero. Esa es la lógica de nuestro sistema. Se inventó en una época en que se necesitaba aumentar fuertemente la inversión en Chile, poscrisis de 1982-1983. ¿Qué ha pasado después de 30 años? El sistema se mantiene igual y lo que ocurre es que, año tras año, las utilidades tributables de las empresas pagan el impuesto de la primera categoría, hay una fracción de esas utilidades que se distribuye y hay un porcentaje importante que nunca se distribuye. Cuando uno mira el número agregado, del orden del 73% de las utilidades tributables de cada año de todas las empresas de Chile no se termina distribuyendo ni a inversionistas extranjeros ni a personas naturales. En otras palabras, la suma de dividendos y retiros que llega a personas e inversionistas extranjeros debe andar en el 26%-27% de las utilidades de cada año.

¿Y por ello los candidatos apuntan a ese saldo sin tributar?

Plantearse, y en la Concertación se lo están planteando, un mayor nivel de gasto, y si además hay que cerrar el déficit fiscal y hay que, por lo tanto, juntar mayores tributos, ¿donde hay espacios para hacer alguna recaudación importante? Están apuntándole a este elemento. Ahora, la contrapartida es que este es uno de los elementos que explica una buena parte del ahorro y la inversión en Chile en los últimos 30 años. A mí me gustaría que hubiera también la discusión de qué van a hacer con ese dinero, que es cómo vamos a hacer para que el Estado sea más eficiente, porque es muy fácil gastar más plata haciendo lo mismo.

¿Qué consecuencias tiene cambiar el FUT? ¿Bajará el stock de capital y, por ende, los salarios?

Toda alza de impuestos alguien la tiene que pagar. Uno siempre quisiera pasar una ley que diga que mañana los suecos van a pagar impuestos que financien el gasto de los chilenos, pero sospecho que en Estocolmo no va a haber nadie que nos quiera pagar. Como al final Chile lo tienen que financiar los chilenos, si queremos más gasto social, más gasto público, no nos queda otra que pagar los chilenos el impuesto adicional que vamos a requerir, y la discusión política, y para eso es el ejercicio democrático, va a ser justamente ése: ponernos de acuerdo cuánto más queremos gastar, en qué y quién lo va a pagar. Yo espero que legislemos en forma inteligente.

¿A cuánto asciende el FUT?

El FUT acumulado debe andar cerca de una vez el PIB, cerca de US$250 mil millones.

Pero esos dineros no están en caja, sino que financiaron activos...

Activos fijos, marcas, investigación, inversión en el extranjero, lo que sea. Y parte de eso podrá estar en caja, pero normalmente las empresas no están llenas de caja…

Entonces no es cosa de eliminarlo y pedir que se pague…

Efectivamente y ese es un test de realidad que hay que hacer. Cualquier diseño responsable debe mirar el impacto que va a generar en la recaudación, pero también que en qué va a pasar en la economía, porque imagino que estaremos de acuerdo que nadie anda buscando que, a propósito de subir los impuestos, generemos una recesión. Y ese es el ejercicio de equilibrio y por eso habrá que poner atención a cuáles sean las propuestas que hagan los diferentes candidatos y grupos que quieran dirigir el país.

¿El FUT cumplió ya su objetivo de financiar ahorro e inversión?

El FUT cumplió y sigue cumpliendo un objetivo de ser un incentivo al ahorro. De hecho, en nuestras cuentas públicas, cuanto tenemos que rendirlas para efectos de contabilidad de gobierno, por ejemplo para la Ocde, el FUT se muestra como un incentivo, como el equivalente a una exención o un diferimiento. Y sigue cumpliendo ese rol. Lo que ha cambiado sin duda es el escenario en el cual se concibió eso. Entonces, la pregunta que debe ir de la mano es: si queremos recaudar más impuestos, ¿tocamos este FUT o tocamos algunas otras cosas? Tocar el FUT puede ser, desde luego, una opción, pero tiene consecuencias, porque efectivamente es un elemento que induce al ahorro. No es gratis tocarlo.

¿Es partidario de eliminar el FUT?

Es que no se puede aislar. Es un problema de diseño en su conjunto. Un cambio al FUT es un cambio superprofundo, de verdad. Es un ejercicio técnicamente muy complejo. ¿Se puede eliminar el FUT? Claro que se puede eliminar. ¿Se puede hacer un puente en Chiloé? Claro. A todas esas preguntas se puede responder sí o no.

La pregunta es si se debe hacer…

Depende. Si dices: voy a hacer esto, pero además voy a hacer un incentivo para el ahorro... Es indispensable que se pida algún cierto nivel de desarrollo de detalle. El cómo es la clave de estas propuestas, porque si no hay un cierto nivel de detalle que se haga cargo del conjunto, uno se encuentra con una especie de parche sobre parche que no es muy saludable.