En las últimas semanas, el senador Ricardo Lagos Weber (PPD) ha dedicado parte importante de su tiempo a sus labores como integrante del equipo programático de Michelle Bachelet. Su apuesta es que el eventual triunfo de la ex mandataria abra un ciclo de "ocho a 12 años" de gobierno de la Nueva Mayoría.
¿Hasta qué punto la irrupción de Matthei supuso un cambio en el escenario político para Bachelet?
No debería reflejar un cambio en el diseño y las decisiones que ha tomado la campaña: 1) hacer un esfuerzo por poner temas en la agenda, y 2) no enfrascarse en disputas. Bachelet ha sido clara en que les hablará a los chilenos y no va a entrar en descalificaciones, ni en responder a ataques. Ella ha tenido la madurez de no dejarse provocar.
En el oficialismo se han enfatizado las similitudes entre Bachelet y Matthei y se sostiene que sus historias personales y trayectorias emparejan la cancha. ¿Pierde novedad la ex mandataria?
Han hecho tanto esfuerzo, que ya se sobregiraron y es algo bastante burdo. Sus trayectorias no tienen nada de similar: Una tuvo que irse al exilio, por el golpe militar, y la otra vivió con su papá comandante en jefe de la Fach y miembro de la Junta Militar de gobierno. El papá de Bachelet se opuso al Golpe, fue torturado y asesinado por aquellos que lo apoyaron, entre los cuales estaba el padre de Evelyn Matthei. Sus trayectorias personales tampoco tienen nada en común: Bachelet vuelve del exilio y trabaja en una ONG, preocupada de la salud, síquica y física de hijos de torturados, mientras Matthei hacía sus estudios y trabajaba en el sector público y privado. Y por último, el tema más importante: este no es un tema de mujeres compitiendo, es un tema de proyectos de sociedad, de visiones de sociedad.
¿Matthei es una carta más competitiva que Pablo Longueira?
Son completamente diferentes. Longueira es una persona que tenía una mirada más larga de país, y por lo menos las señales que envió, era de alguien que dijo: 'pongamos las ideas arriba de la mesa, y veamos a cuál le va mejor'. Con Matthei están por probarse dos cosas: que sea candidata única y, segundo, ver cuál va a ser su actitud de campaña. El temperamento de Matthei opaca, a ratos, su inteligencia, y está por verse cómo va a desarrollarse en la campaña.
¿Hasta qué punto los problemas que ha enfrentado la definición presidencial de la derecha ha afianzado el favoritismo de Bachelet?
Dejando de lado las virtudes y atributos de nuestra candidata, que son sólidos, creo que los avatares que han debido vivir no los ha ayudado, pero creo que lo que más los perjudica es el gobierno. La imagen de un gobierno que sigue cometiendo errores, en el cual la arrogancia se paga caro, creo que eso perjudica, porque al final del día, la pregunta es: ¿por qué voy a elegir a la Matthei, para proyectar qué? ¿Qué es lo que este gobierno ha hecho, que no ha concluido, que sea necesario reelegirlo? Ese es el lastre más grande. Eso es lo que más les pena a ellos, y no solamente los cambios de candidatos.
¿Cree que por ello el Presidente Piñera pidió perdón por el fallido Censo 2012?
No, creo que lo de pedir perdón del Presidente Piñera fue lo que tenía que hacer. Los errores se pueden cometer, pero entiendo que el perdón del Presidente no tiene que ver con el error al final del día, tiene que ver con pedir perdón por la arrogancia. Nadie puede decir "el mejor censo de la historia". No recuerdo un gobierno con tanto vértigo de altura como éste.
¿Amerita este error una acusación constitucional?
Hay responsabilidades políticas, no me cabe ninguna duda, pero una vez que el Presidente asume que hubo un error, creo que desde el punto de vista de la responsabilidad política ya está asumida.
¿El principal problema político que enfrenta Bachelet son las expectativas de ganar?
Las expectativas son un tema. No sé si es el principal problema. Tal vez más que las expectativas puede ser el ciclo económico, pueden ser las cuentas fiscales que va a dejar este gobierno. Yo veo esos temas como delicados también. A mí me preocupa más esa herencia institucional, junto al tema económico, pero ni modo, hay que lidiar con eso.
¿Es un objetivo ganar en primera vuelta?
Es un deseo, claramente, y estamos trabajando para ello sabiendo que no es evidente, pero hay una probabilidad, no tremendamente alta.
¿Por qué ello es importante?
Esta elección se trata de la distribución del poder y del ingreso, por eso involucra un proyecto de ocho a 12 años. Esta elección es una elección ideológica respecto del tipo de sociedad que queremos. No se trata del gobierno de Bachelet de cuatro años y punto, se trata de clavar las banderas para tener una mirada de ocho a 12 años en Chile en base a un contenido de cambios.
El triunfo presidencial debe ir acompañado de una mayoría parlamentaria para asegurar esos cambios. ¿Hasta que punto son vinculantes?
Tenemos esperanza de conseguir doblajes, en la Cámara de Diputados y el Senado. Las posibilidades existen, pero no son altas. Hay que estar preparados y claros de que va a ser difícil de que tengamos los 72 diputados y los 23 senadores para hacer todas las reformas que queramos, y para eso vamos a tener que generar espacios de conversación con lo que sea eventualmente la oposición, si es que ganamos.
Y dadas las tensiones de los partidos en la negociación parlamentaria ¿Bachelet se involucrará?
Soy partidario que los partidos tengamos la madurez suficiente. Si no somos capaces de ponerse de acuerdo en la lista parlamentaria, dado el tremendo proyecto que tenemos por delante, chupalla que nos va a costar entonces el futuro.