Testimonios de ex presidentes de la República, dirigentes políticos, vivenciales de víctimas de violaciones a los derechos humanos, académicos, exiliados, jóvenes y ex altos funcionarios de gobierno.
Son las "Voces de la reconciliación", libro que, según el ex senador PS Ricardo Núñez, se transforma en una "pequeña contribución" para conseguir la ansiada reconciliación nacional que aún ve lejana.
¿Cómo aportan dichas voces a la reconciliación a 40 años del Golpe militar de 1973?
Reencontrarnos con un pasado lleno de dolor y angustia es extraordinariamente difícil, porque la fuerza de los hechos dramáticos que hemos vivido hace difícil pensar en una reconciliación. El escrito tiene una virtud: hay diversas voces y puntos de vista totalmente diferentes desde ámbitos políticos, académicos, vivenciales. Una diversidad de opiniones para enfrentar una verdad clara: la reconciliación es una tarea inconclusa en la vida nacional. Creo que aporta a un debate necesario.
¿Cuarenta años no fueron suficientes para completar la tarea que usted menciona?
Hay insuficiencia de justicia en Chile. Hay mucha gente que ha guardado silencio, que sabe o debiera saber de los tantos hechos oscuros acaecidos en Chile durante ese período. La carencia de verdad es un grave problema. No es creíble que quienes ocuparon altos cargos y responsabilidades, muchos de ellos hoy parlamentarios, diputados, senadores, muchos en retiro de las Fuerzas Armadas, es muy difícil pensar que ellos no conocían los hechos tan dramáticos cuyos detalles se vienen conociendo recién hoy.
¿Su alusión incluye al general (R) Juan Emilio Cheyre, quien fue cuestionado éticamente en los últimos días por su rol en el caso Ledjerman Avalos, lo que significó que dejara la presidencia del consejo directivo del Servicio Electoral?
El general Cheyre hizo un aporte a la paz y reconciliación de todos los chilenos al sellar el "nunca más" del Ejército de Chile. Ese es un hecho positivo. En su momento valoramos su decisión. Sin embargo, en el hecho concreto y puntual de la pareja de un argentino y una mexicana, y de aquel niño que fue entregado por él mismo a un convento en La Serena, por cierto pone en entredicho la manera ética en cómo enfrentó dicha situación. Es poco creíble que él no manejara la información de que dos extranjeros habían sido fusilados en la alta cordillera chilena, y que no haya hecho el mínimo esfuerzo por conocer las razones de sus muertes. Hay un problema de verdad inconclusa. Hemos sabido nuevos antecedentes sólo porque algunos torturados están muriendo. Eso no es posible. Hay un problema ético importante.
¿Esa verdad inconclusa es la que, a su juicio, no permite sellar la llamada "reconciliación"?
Los chilenos tenemos una convivencia aceptable. Un modo de convivencia que nos permite asegurar que habrá en nuestro mundo político la paz necesaria para asegurar que no se volverá a quebrar. Un cierto respeto de los derechos humanos, la democracia se instaló como un modo de vida y como una forma de resolver los conflictos sociales del país. Falta avanzar hacia un estado superior de convivencia donde todos tengamos la seguridad de que nadie va a violar el derecho del vecino.
¿Comparte las declaraciones de Michelle Bachelet, quien señaló que hay sectores que aún no han mostrado un debido arrepentimiento?
Mientras haya algunos que piensen y justifiquen el Golpe del 11 de septiembre de 1973, mientras haya quienes justifiquen la brutal represión ejercida por las Fuerzas Armadas sobre la población civil, mientras haya quienes justifiquen la muerte de militantes de izquierda, el reencuentro civilizado entre los chilenos no se hace posible. Aún a pesar de los peores errores que podríamos haber cometido como gobierno de Unidad Popular, nada justifica lo ocurrido y creo que varios dirigentes de derecha, que hoy están en la UDI y RN, tienen mucho que decir.
¿Cuál será, a su juicio, el impacto que la conmemoración del 11 de septiembre de 1973 marcará en la contienda presidencial?
La derecha tiene un sentimiento de culpa con el Golpe de Estado. Ahora, no se reviven los hechos del pasado sólo por recordarlos, sino para que el olvido no termine por obnubilar un hecho histórico tan trascendente para la historia de Chile, por lo tanto, se equivoca la derecha si llegase a pensar que hechos tan dolorosos pudiesen ser usados y afectar a una campaña presidencial.
¿Cuál es la responsabilidad histórica que debe asumir el PS?
Se ha tergiversado el rol del Partido Socialista en esa época. No se ha dicho toda la verdad, se ha ocultado el hecho de que había un pueblo en marcha, que había un país que quería hacer una revolución con sabor a empanada y vino tinto como decía Salvador Allende. El PS había vivido un proceso de radicalización, desde la década de 1950, como lo venían viviendo varios partidos de izquierda, con visiones muy cerradas de la sociedad chilena: el PS no valoró a las clases medias del país, no hizo reflexión de fondo sobre las características de nuestras Fuerzas Armadas, no valoramos el rol que estaba jugando la Guerra Fría en nuestro país, no le dimos importancia al rol que jugaba el gobierno de Richard Nixon. Son errores que cometimos producto de un voluntarismo histórico.
¿A cuatro décadas, hay una lección histórica evidente?
Sólo la democracia, los derechos humanos y la libertad permiten sanar las heridas del pasado; cuando nos convencemos de que la democracia es un modo de vida.