Cuando se informó que los centros de formación técnica e institutos profesionales no serían parte de la gratuidad 2016, Ricardo Paredes, rector del Duoc UC, señaló que la medida era discriminatoria e injusta. Hoy, ya hay 12 CFT e IP adheridos a la gratuidad, y entre ellos acaparan cerca del 60% de los nuevos beneficiados. En conversación con La Tercera, Paredes dice que las cifras comprueban que la gratuidad debió partir en el mundo técnico.

¿Qué le parece que la mayor cantidad de beneficiados pertenezca al mundo de los IP y CFT?

No es sorprendente, porque hoy no sólo la matrícula total del sector técnico profesional (TP) es mayor a la de las universidades, pero, además, la composición económica es menos privilegiada en el mundo TP.

¿Se comprueba con las cifras que se debió comenzar por este sector?

Creo que se comprueba que nunca se debió excluir de la gratuidad a los CFT e IP de la forma en que se hizo. Se comprueba también que se requieren sistemas de acceso unificados, normas de calidad, y que el término de exclusiones en otros niveles, que persisten, son desafíos urgentes para mejorar la empleabilidad y el sitial del sector.

¿Podría la gratuidad aumentar el número de titulados y así mejorar la cantidad de técnicos?

Por una parte, puede tener este efecto virtuoso. Hoy, disponer de ayudas financieras en los alumnos más vulnerables reduce la deserción y ese efecto es especialmente mayor en los alumnos TP. Sin embargo, el acceso a la gratuidad este año se hace sin requerimientos académicos. En este sentido, veo con preocupación que algunas instituciones puedan no haber considerado este efecto y que una entrada masiva de alumnos sin interés por el estudio pudiera aminorar el aumento en titulados.

¿Se podría llegar al promedio Ocde que señala que debe existir un profesional cada dos o tres técnicos?

Lo que ha ocurrido el 2017 con la gratuidad para alumnos hasta el quinto decil es un paso clave. Sin embargo, este mismo año se abrió otra brecha discriminatoria, pues se incorporó a los alumnos de universidades masivas, relativamente nuevas, de los deciles 6 y 7 a los beneficios de la Beca Bicentenario, que financia hasta los aranceles de referencia. Al no hacer lo mismo con los alumnos del sector técnico profesional, esa diferencia hará que a algunos de esos segmentos les sea más barato el camino universitario, independientemente de sus preferencias y perspectivas de desarrollo.

¿Cuáles son los desafíos para llevar la gratuidad a más alumnos de CFT e IP?

El mayor desafío para este sector es constituirse en un camino propio, de altísimo nivel, complementario y diferente al universitario. Ello requiere mejoras de procesos, de instituciones y de un incremento y perfeccionamiento decidido de la articulación con el mundo técnico profesional de enseñanza media. Sólo con ello la gratuidad se traducirá en egresados y titulados de alto potencial de desarrollo, la deserción caerá y el sector tendrá el sitial en la educación superior que merece. Por cierto, todo lo anterior requiere de una labor de certificación de calidad sustancialmente mejor de la que tenemos.