No hubo dudas. Ni tampoco lugar para las sorpresas. Los 100 deportistas chilenos encuestados por El Deportivo alcanzaron una suerte de consenso a la hora de elegir a la gran revelación de la temporada. Y con nada menos que 67 sufragios a favor, Ricardo Soto Pedraza (17), el penquista "nacionalizado" ariqueño que alcanzó los octavos de final de los Juegos Olímpicos de Río en la disciplina de tiro con arco -y que regaló una memorable definición ante el holandés Sjef van den Berg antes de quedar eliminado por milímetros- resultó claro vencedor.
¿Cuál fue el deportista joven o revelación?
Ricardo Soto
67
Ignacio Morales
3
Joaquín Niemann
3
Hermanas Abraham
2
Primos Grimalt
2
No era para menos. Soto fue el deportista chileno más joven de la historia en clasificar a una cita de los anillos y hoy es, apenas algunos meses después de la competencia, una de las más firmes promesas. Éste es el lado más personal del excepcional arquero.
Fue elegido deportista revelación del año. ¿Qué significado tiene este reconocimiento?
Es el premio al mérito y el esfuerzo realizado por un deportista a lo largo de todo un año, así que es un honor. Es lindo que se valoren ese tipo de cosas.
¿Tiene un sabor especial al ser el fruto de la votación de sus propios compañeros?
Sí, es distinto, porque son tus pares los que están destacando tu trabajo. Les estoy muy agradecido a todos ellos.
Siguiendo con los premios. Cuando recibió el cóndor del Círculo de Periodistas Deportivos se lo dedicó, de manera irónica, a una profesora de su antiguo colegio. ¿Por qué lo hizo?
Hacía tiempo que quería hacerlo, pero no había tenido la oportunidad. Lo dije porque esta señora en concreto fue muy desagradable cuando nos acercamos a hablar de financiamiento.
¿Qué balance hace de 2016?
Ha sido un año espectacular. He roto los récords nacionales en varias ocasiones y he tenido actuaciones espectaculares como en el Campeonato Panamericano de Tiro con Arco, en Costa Rica, o en los Juegos Olímpicos. No puedo pedir más.
Han pasado cuatro meses desde su participación en Río. ¿Cuál es el recuerdo más poderoso que conserva?
El recuerdo que más marcado se me quedó es cuando iba caminando hacia la cancha, solo, para los octavos de final. Con los dos parapetos ahí. Eso es lo que más recuerdo.
¿Y lo recuerda con pena o con satisfacción? Terminó quedándose fuera por milímetros...
No, yo los Juegos los recuerdo con una alegría total y un orgullo inmenso. Fue una oportunidad muy grande para mí y estoy muy satisfecho con lo que logré.
¿Cuesta llevar una vida normal ahora, después de todo lo sucedido?
Es que los cambios los tuvo mi carrera, no mi vida personal. Mi vida sigue siendo la misma, aunque ahora la gente me conoce un poco más y soy a lo mejor una persona un poco más pública.
¿Le molesta?
No, no me molesta. Tampoco ha sido un cambio tan grande. Hay personas que de repente te piden fotos, pero poco más que eso.
¿Está en sus planes moverse de Arica?
De momento no. Estoy bien en Arica. Supongo que me iré a Santiago cuando empiece a estudiar.
¿En la universidad?
Sí, me gustaría estudiar una carrera del área de la salud, me entretiene eso. Quiero ser universitario y tener una formación para cuando deje de ser profesional.
¿Le asusta el desafío de intentar vivir del tiro con arco?
De momento mis planes son el tiro con arco. Tengo planes de seguir dedicándome a esto durante un período. ¿Cuánto va a durar mi carrera o qué va a pasar después? No tengo ni idea.
Remontémonos entonces al principio: ¿Cómo nace su afición por el tiro con arco?
Me gustaba mucho la Edad Media y las historias de caballeros. Así empezó todo. Con mis hermanos jugábamos al Age of Empires y también nos gustaba jugar con las espadas. Nos divertíamos así.
¿Lo miran a uno raro cuando elige el arco y las flechas en lugar de la pelota de fútbol?
Es que nunca fuimos muy convencionales. Nunca nos motivó demasiado el fútbol.
¿Y en qué momento ese juego que practicaba con sus hermanos deja de ser sólo un entretenimiento?
En 2014. Porque ese año a David, mi hermano mayor, le tocaron unos ramos muy complicados, dejó de disparar y empezó a entrenarme a mí, de lleno. Y mi papá me regaló su arco, que era un arco profesional. Y ahí ya dije: Tengo que dedicarme a esto. Porque hasta ese momento lo hacía de una manera más recreativa.
Fue un asunto familiar de primer orden, entonces...
Sí, porque mi mamá y mi papá también practican. Pero lo nuestro fue todo al revés, no empezó por mis padres. Empezó mi hermano, luego yo y ahí los metimos también a ellos.
Pude leer que antes que arquero fue también violinista...
Sí, cuando chico, y de repente agarro el violín, pero ya no toco casi nada. Ahora estoy 100% centrado en disparar.
¿Qué sacrificios debe hacer un deportista para llegar a la alta competencia a tan corta edad?
El tiempo es el único sacrificio. Porque uno no puede pretender hacer un millón de puntos sin entrenar nada.
Pero tampoco puede llevar una vida convencional, me imagino, alguien que pretende hacer un millón de puntos...
Sí, bueno, a lo mejor yo tengo menos tiempo para la diversión que otros chicos, pero a mí me gusta disparar.
¿Cuál ha sido la receta de su éxito prematuro?
Se han dado bien los resultados y han coincidido muchos factores. Que mi hermano sabe mucho, que yo he sido muy constante en la actividad, que mi familia me ha apoyado mucho, que tenemos una buena situación económica que me ha permitido trabajar con buen equipo y que hemos recibido harto apoyo de las instituciones locales.
Muchos lo ven ya como el nuevo niño prodigio del deporte chileno. ¿Le gusta el calificativo?
Es entretenido, pero no me gusta hacer mucho caso a eso. Soy un deportista que trabaja igual que todos para seguir mejorando. Me siento muy honrado, pero yo me considero una persona normal, de harto esfuerzo. No soy nadie especial ni tengo superpoderes.
Referentes deportivos sí que tendrá...
Denisse Van Lamoen. Ella es mi única ídola.
Me imagino que pudo hablar con ella después de lo de Río.
Sí, hablamos, me felicitó por lo que hice, fue muy lindo.
¿Cómo es la vida de Ricardo Soto cuando no está intentado dar en el blanco?
No sé, es una vida normal, monótona. Voy al colegio, entreno, voy al colegio, entreno. Nada especial.
¿Eso es bueno o malo?
Es bueno. Me gusta mi vida.
Pero tendrá alguna otra afición...
También colecciono tragos y Habanos.
¿Cómo es eso?
A mi hermano y a mí nos dio por empezar a hacerlo. Yo no puedo tomar porque soy menor de edad, y tampoco fumo, así que los colecciono. Vodka, pisco y whisky es lo que más tenemos. Ahora mismo tenemos unas 140 botellas. Y unos 12 ó 13 Habanos.
Centrándonos ahora en el futuro; en 2017 se celebrará el Mundial de la disciplina. ¿Con qué expectativas afronta el torneo?
Como mínimo tengo que llegar a un dieciseisavo. Esa es la meta mínima. No lograr eso sería un fracaso para mí. Un octavo de final sería lo idóneo, porque más arriba, las opciones de conseguir una medalla son bastante difíciles. Las medallas las voy a empezar a conseguir a finales del próximo año o principios de 2018.
Escuchándolo hablar, parece hasta sencillo...
Es que uno debe tenerse confianza. Pero este año voy a estar más centrado en el puntaje. Mi meta es empezar a hacer 670 puntos de manera estable. Y en 2018 buscar los 680.
¿Cuál es la mayor de sus metas?
Llegar a ser número uno del mundo.
¿Es un sueño realizable?
Sí, hay que tener fe en lo que uno hace.
Y me imagino que tendrá también un plazo de tiempo estimado para eso
Unos ocho años más. En ocho años seré número uno.
¿Qué le pidió al viejo pascuero?
Vida eterna (risas). No, no sé. Seguir mejorando mis resultados. Aunque este año ha sido completo.