Su nombre no aparece normalmente. El pequeño municipio de unos 11.000 habitantes no acostumbra a ser destacado en las noticias ni tampoco es usual que periodistas ronden en sus calles. Pero en los últimos días Ripoll, en la provincia de Gerona, a poco más de 100 kilómetros de Barcelona, se ha convertido en el foco de atención. Esto, porque fue allí que nació la célula yihadista que estuvo detrás del atentado en La Rambla, en el corazón de la capital catalana, que dejó a 13 muertos y más de 80 heridos. Allí crecieron gran parte de los atacantes. Y allí fue donde presuntamente el imán Abdelbaki Es Satty radicalizó a los terroristas que estuvieron detrás del atentado más grande que ha vivido España desde el de 11 de marzo de 2004.

Ahora, los vecinos de la ciudad, famosa por su monasterio Santa María de Ripoll, buscan recomponerse tras lo sucedido. Esto, ya que cinco de los 12 terroristas que presuntamente participaron en los atentados vivieron allí. Entre ellos, existen tres grupos de hermanos, muchos de los cuales fueron al Institut Public Abat Oliba, un colegio de educación secundaria en la ciudad. Pero a pesar de que tenían un estrecho vínculo con personas locales así como con algunas instituciones, esto no frenó que cometieran el atentado.

A diferencia de otras ciudades de Europa donde han residido yihadistas, Ripoll no es un gueto musulmán y sólo alrededor de un 5% de la población es de esa religión. La mayoría de los musulmanes que viven allí son marroquíes que comenzaron a llegar a principios de la década de 1990 para trabajar en fábricas locales, señala el diario The Guardian.

Los hermanos Driss y Moussa Oukabir así como Said  Aallaa, Mohamed Hychami o Younes Abouyaqoub, el primero detenido y los otros cuatro abatidos, fueron escolarizados en el sistema de enseñanza pública de la ciudad, participaron en menor medida de la vida comunitaria y acudieron a una de las dos mezquitas de Ripoll. El hermano de Younes, quien fue el autor material del atentado en La Rambla, Houssaine, trabajó en una tienda local de kebab y los vecinos dijeron que era amable con los clientes. Todos los amigos coinciden en una cosa: "les lavaron el cerebro".

Los residentes de la ciudad están conmocionados, sobre todo porque los jóvenes de la célula eran considerados buenos estudiantes. "Estamos en estado de shock. Estos muchachos se criaron entre nosotros. Aquí no hay gueto. Eran nuestros vecinos", dijo Dolors Vilalta, secretaria de seguridad del gobierno municipal. "No teníamos idea. Si hubiéramos tenido una pista, habríamos actuado, pero no había nada", señaló.

Cabecilla

Los familiares y cercanos de los jóvenes apuntan a una persona como la pieza clave de los ataques: el imán. Después de la llegada de Abdelbaki Es Satty a la ciudad en 2015, los jóvenes comenzaron a pasar más tiempo en la mezquita. A pesar de que el imán no dio indicios de ser radical, el alcalde de la ciudad, Jordi Munell, cree que estaba preparando a los jóvenes para que se convirtieran en yihadistas. "Era como el gurú de una secta que cautivó a algunos jóvenes débiles y los sedujo en horribles actos de barbarie indiscriminada", dijo Munell.

El martes de la semana pasada, el imán salió de su casa con una maleta diciendo que visitaría a su familia en el norte de Marruecos. Sin embargo, el lunes la policía catalana confirmó que nunca pisó África, y que su ADN fue encontrado en los restos de escombros de la casa que estalló el miércoles en Alcanar, presuntamente luego de manipular un artefacto explosivo. Allí la célula planeaba un gran atentado en Barcelona.

Y así lo confirmó uno de los cuatro detenidos implicado en los ataques, quienes comenzaron a declarar hoy. Mohamed Houli Chemlal, el joven de 22 años que resultó herido grave en la explosión de Alcanar, confirmó que preparaban un atentado mayor con explosivos y que el imán se iba a inmolar en la operación.