¿Cuál es la mejor forma de lidiar con un complejo caso legal que amenaza con prolongarse años mientras deja libre de restricciones a un actor dominante en un importante mercado económico?
Para el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, la respuesta al caso de Google estaba clara. No era el largo y sinuoso camino de acusaciones formales y una potencial multa para el buscador más popular del mundo, sino una más rápida: tratar de alcanzar un acuerdo.
Google presentó formalmente sus concesiones a la Comisión Europea la semana pasada, buscando poner fin a un caso de 30 meses de duración. Los reguladores dijeron que realizarían "una prueba de mercado" de las propuestas en breve, indicando que estaban contentos con la oferta.
Mientras la Comisión, la autoridad de competencia de la UE, y la empresa estadounidense podrían estar felices con el resultado, algunos rivales de Google no se encontraron tan convencidos.
Lo vieron como una oportunidad perdida por parte de los reguladores para encarar a lo que consideran un actor dominante decidido a aplastar a rivales menores y frustrar cualquier opción que pudieran tener.
Por su parte, Almunia defiende el acuerdo, diseñado para asegurar una resolución del caso sin tener que probar una culpabilidad y establecer una multa.
De ese modo, los consumidores se beneficiarían más rápidamente de la resolución, en lugar de tener que esperar años como en pasados casos de la UE contra Microsoft e Intel.
"Preferimos concluir los casos rápidamente cuando esto trae más beneficios a los mercados. En ciertas industrias, como la alta tecnología y los mercados en rápida evolución, es importante que la competencia se restaure rápidamente y de forma efectiva", dijo Almunia a comienzos de mes.
Al español le preocupaba que Google pudiera haber roto las reglas mediante la promoción de sus servicios por delante de los de los rivales, copiando las críticas de viajes y restaurantes de la competencia sin permiso y restringiendo a los anunciantes de moverse a servicios de la competencia.
Al llegar a un acuerdo para solucionar el caso, el comisario de Competencia de la UE tiene razón, dada la duración de los procedimientos contra Microsoft e Intel, según Nicolas Petit, profesor de Derecho en la Universidad de Lieja, Bélgica.
"El primer caso Microsoft duró seis años e incluso entonces, los remedios sólo fueron aplicables dos años después. El caso Intel duró nueve años desde que las preocupaciones concluyeron en una sentencia de prohibición", dijo Petit.