Este sábado, a las 5 de la tarde, el artista chileno José Pedro Godoy (1985), quien se encontraba fuera de Santiago por vacaciones, recibió un llamado de su ayudante de taller, Gaspar Álvarez. Una de sus más de cincuenta obras, expuestas en el Museo Nacional de Bellas Artes desde el pasado 7 de diciembre como parte de la muestra Historia violenta y luminosa, había desaparecido desde la Sala sur del primer piso de la pinacoteca nacional.
Su colaborador fue quien alertó a los guardias del edificio. "Fueron a revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad y se percataron de que el robo había sido el viernes a las 18.15 horas. Como yo estoy fuera de Santiago, Gaspar, que es amigo y ayudante mío, fue a revisar que todo estuviera en orden en la muestra, y notó que hacía falta una obra de pequeño formato sobre el muro de la Sala sur, en el primer piso del museo, que es donde se están exhibiendo las obras", relató el artista al teléfono.
La obra en cuestión, de 15x15 centímetros y avaluada en $700 mil, retrata una lengua lamiendo un pezón y forma parte de la serie Trémula. "Esta es la obra número 5 de la misma serie", explica Godoy, "y ésta se encontraba junto a piezas similares, como también junto a otros cuadros de flores".
En las imágenes de seguridad, revisadas hasta el cansancio por los guardias del museo desde este sábado, cuando fue notificado el hurto, se ve a un hombre de aproximadamente unos cuarenta años, quien aparentemente en "estado de ebriedad", según Godoy, se acercó hasta la obra y la escondió bajo su camisa.
Desde el Museo de Bellas Artes, su director, Roberto Farriol, asegura que, como en otros casos similares, "vamos a tomar todas las medidas y protocolos que se suelen realizar para la recuperación de la obra. Ya se hizo una primera denuncia ante Carabineros".
Godoy, por su parte, considera "insólito que el robo haya sido el viernes y que recién me hayan notificado un día después, y solo porque un ayudante mío se dio cuenta de que la obra no estaba en su lugar. Esto vuelve a poner en duda los protocolos de seguridad del museo, y aunque sé que ya todos están investigando cómo fue y tratando de recuperarla, es algo que no debiera ocurrir". Farriol, en tanto, cree que las cámaras de seguridad no captaron el momento exacto en que la obra fue extraída de la sala "debido a su tamaño. Pasó desapercibida ante las cámaras", dice.
Hasta el cierre de esta edición, la obra aún no aparecía, y la denuncia tampoco había sido puesta ante la Policía de Investigaciones.