La Rojita entrará al Olímpico de Riobamba apremiada por todos lados. Primero, por los resultados: para pasar al hexagonal final, tiene que ganarle a Colombia. Sí o sí. Si lo hace al menos por dos goles de diferencia, avanzará. Si es por uno, debe esperar a que no empaten Ecuador y Paraguay.
El panorama era, antes del torneo, impensable. Se decía que esta generación iba a marcar un salto cualitativo en este Sudamericano y que le daría soporte a un recambio que, a la luz de las circunstancias, parece incierto. La Sub 20 de Héctor Robles está lejos de eso. Más allá de sumar sólo dos puntos en tres partidos, su nivel es muy bajo. En ningún partido, Chile puede decir que mereció más.
Las miradas apuntan al conductor. Desde su incapacidad para darle al equipo una identidad de juego o encontrar los caminos para solucionar una de sus principales falencias, la falta de profundidad y, sobre todo, de gol. Chile no ha mostrado tampoco solidez defensiva. Ni fortaleza sicológica para asumir la responsabilidad, ni a nivel colectivo ni por parte de los jugadores referencia. Contra Brasil se produjeron errores dolorosos, como las expulsiones de Jeisson y Carreño. Se vio, también, un equipo nervioso y contenido.
Robles, de cualquier modo, ha debido enfrentar circunstancias que no ha sabido resolver, como la lesión de Cuadra, que le hizo perder consistencia en mitad de cancha. En el fondo del asunto, asoma la falta de convicciones. La Rojita es un equipo carente de ideas, pero también de actitud para revertir las dificultades. En todas sus líneas.
Arriba, Robles ha experimentado demasiado. Como enganche, posición que le agradaba en su etapa formativa, Jeisson ha perdido ritmo. En la UC y Estudiantes ha sido más utilizado como extremo.
Victor Dávila ha actuado más encasillado a un costado, pese a que en Huachipato se mueve con mayor libertad. Lo más insólito, sin embargo, ha ocurrido con José Luis Sierra; un ariete típico que contra Paraguay hizo lo que pudo como extremo derecho. Un mal uso de jóvenes de puestos claros que se ven encasillados a un predecible 4-2-3-1.
No se ven jugadas preparadas ni movimientos coordinados. Y la constante rotación de nombres en ataque denota falta de seguridad. Entre Morales, el mismo Sierra, Dávila y Jara se han repartido sin hallar soluciones. Como si no hubiera existido tiempo de preparación para que los planes B dieran alternativa. Atrás también hubo improvisación. Se movió la defensa y no le resultó.
Entre los más críticos con el DT aparece José Sulantay, ex seleccionador sub 20. "Cuando uno es técnico tiene la responsabilidad de sacar resultados. Después vendrá su autocrítica. Robles no aprovechó haber jugado bastante, tuvo mucho tiempo. Se hizo un trabajo importante. No sacó conclusiones de las selecciones que iba a enfrentar. Robles no aprovechó un proceso en que tuvo todo", afirma.
"Hay nerviosismo desde Héctor para abajo. Lo vi en la conferencia de prensa y eso se transmite al grupo, sobre todo tratándose de jóvenes. Les cambió la historia cuando se toparon con los rivales. No han encontrado caminos tácticos, técnicos ni físicos. No hay respuestas", enfatiza.
Finalmente, Saluntay repara en la falta de conviccion: "Chile no tiene confianza, pierde el balón. Hubo muchos cambios, se perdió la línea técnica y, si eso pasa, los resultados no llegan. Tengo esperanzas, pero viendo a Colombia, será muy difícil. Es un equipo punzante, de mucha velocidad. Y contundente en el ataque", concluye.