Los más apasionados del fútbol dicen que el amor por los colores de un club se trae en los genes y que, pase lo que pase en el camino, éstos terminarán manifestándose en algún momento de la vida.
Rodrigo Barrera (45 años) lo vivió en carne propia. El ex delantero se formó y tuvo una exitosa carrera como jugador de Universidad Católica y, aunque hoy reconoce sentir "mucho cariño" por la institución cruzada, tampoco puede esconder su verdadera pasión. Una pasión azul que, durante su paso por Universidad de Chile, se transformó en amor.
Chamuca estuvo en San Carlos de Apoquindo en dos períodos. Primero entre 1986 y 1995 y, luego, en 2002. En sus etapas destacó por su gran capacidad goleadora y su potencia, mirada en menos por su 1,70 metros, pero potenciada por su técnica, despliegue y velocidad.
Con la camiseta del equipo estudiantil, y considerando todas las competencias oficiales que disputó en sus dos pasos por el club, el zurdo anotó 117 goles, lo que le vale el primer lugar de la lista de máximos anotadores de la historia cruzada y, pese a su lugar en los anales de la UC, por sus goles y los cuatro títulos (dos Copa Chile, una Copa Interamericana y un torneo de Primera División), su corazón palpita en otra sintonía.
"Tuve el honor de jugar muchos partidos y hacer muchos goles por Universidad Católica. Es un orgullo ser el goleador histórico del equipo, pero eso no me hace sentirme referente ni ídolo del club", asegura el ex jugador, hoy dedicado a su empresa de climatización.
Cuando, en 1995, Barrera deja la UC para partir al Necaxa mexicano, nadie podría haber imaginado cómo evolucionaría su carrera. La respuesta, y la sorpresa, llegarían rápido. Antes de un año en América del Norte, Barrera volvía a Chile, directo a San Carlos de Apoquindo, aunque, apenas un año más tarde, concretaría su arribo, por ese entonces, al Caracol Azul.
Con los azules, su producción fue similar a la que había tenido en la UC y, en total, sumó una Copa Chile y dos títulos de Primera División, en el recordado bicampeonato del equipo comandado por César Vaccia en 1999 y 2000. En la tienda laica, el ex puntero también tuvo dos períodos. El primero entre 1997 y 2001 y, más tarde, cerca del final de su carrera, en 2004.
"Cuando llegué a la U me hice hincha del equipo. Vestir esa camiseta te marca. Además está todo el tema de la hinchada. La forma en que te quieren es impresionante. Es verdad que la gente de Universidad de Chile es súper especial. Cuando ellos dicen que la U, más que una pasión, es un sentimiento, es cierto, Yo siempre he tenido amigos hinchas azules y, cuando estaba en Católica, siempre me preguntaba cómo podían ser tan fanáticos y apasionados, pero cuando uno viste esa camiseta se da cuenta de que la gente allí es totalmente diferente", admite el mundialista con la Roja en la Copa del Mundo de Francia, en 1998.
Sin embargo, más allá de eso, Barrera no ve diferencias abismales entre ambas instituciones. De hecho, asegura que "junto a Colo Colo, son los tres equipos más importantes del país. Eso es algo que no se puede siquiera discutir". No obstante, recuerda cómo fueron las cosas en épocas pasadas. "En mis tiempos había un mundo de diferencia entre la UC y la U. En Católica teníamos complejo, estadio y muy buenas instalaciones. Mientras, al mismo tiempo, en la U no estaban pasando por un buen momento financiero y eso se notaba. Hoy, esas diferencias ya no existen", puntualiza, añadiendo que hace poco fue al CDA y lo encontró extraordinario. "Es impresionante lo que hicieron. Hace poco hablaba con (Diego) Rivarola y pensábamos cuán diferente hubiese sido todo si nosotros hubiésemos tenido ese nivel de instalaciones. Son alucinantes".
La tabla no juega
Así como no esconde su afición por Universidad de Chile, Barrera tampoco esconde el cariño y los buenos recuerdos que guarda de la UC. "Hace poco fui a una cena de ex cadetes y me encontré con muchos amigos y fue una instancia muy bonita. En general, en ambos clubes, tengo aún muy buenos amigos".
De cara al partido de mañana, no se atreve a dar un pronóstico. Sí reconoce que "la U viene haciendo las cosas mal, sin poder ser el equipo arrasador que le valió conseguir el título el torneo pasado". Sobre Católica, en tanto, destaca que "con Mario Salas ha mostrado una nueva forma de enfrentar el juego, que le ha permitido obtener buenos resultados y pelear el campeonato".
"Lo que pasa es que la tabla no juega. Un clásico es un partido especial. Es verdad que los equipos llegan en momentos muy dispares, pero la U puede ganar perfectamente el partido", afirma.
La experiencia de Chamuca en ambas instituciones le otorga autoridad para comparar lo que sienten en cada camarín. Desde su prisma, los cruzados otorgan más importancia al partido ante los azules que al revés. De hecho, afirma que "en la U, el partido importante es ante Colo Colo. Ganarle a la UC es importante por lo que representa, pero el duelo trascendente es el otro", culmina, en medio de bromas, por la imposibilidad de asistir al estadio mañana por las 'puteadas' que le acarrearán sus palabras en estas líneas. Ya lo tiene asumido.