Durante la noche del 13 de julio de 1977, dos relámpagos cayeron sobre las líneas de transmisión eléctrica de Nueva York y la dejaron totalmente a oscuras. En esa época, la Gran Manzana tenía altos niveles de pobreza, existían barrios enteros abandonados y varios programas de apoyo social habían sido suspendidos. En ese contexto la ciudad sólo esperaba un pretexto para explotar y el apagón fue el escenario perfecto: en Brooklyn 134 tiendas fueron saqueadas y 45 incendiadas, en Crown Heights fueron asaltados 75 locales en un radio de cinco cuadras y en el Bronx un distribuidor sufrió el robo de 50 autos Pontiac.
Cerca de 550 policías resultaron heridos y 4.500 personas fueron arrestadas, pero hubo un grupo de neoyorquinos que se benefició del caos: los pioneros del hip-hop, que gracias a los saqueos tuvieron acceso a tornamesas, mezcladores y otros equipos que les permitieron convertirse en DJ y sentar las bases de una nueva cultura musical. Esta es una de las historias que relata el documental Hip-Hop Evolution, que se transmite en Netflix y donde el DJ Disco Wiz afirma que el apagón fue una "Navidad total" y su colega Grandmaster Caz confiesa que él mismo saqueó y que tras esa noche "hubo una abundancia de equipos para todos".
Hip-Hop Evolution es una producción canadiense de cuatro episodios que narra los orígenes y desarrollo de este movimiento musical a través de entrevistas con figuras como DJ Kool Herc, un artista de origen jamaiquino que prácticamente inventó la técnica de pinchar discos y que en 1973 organizó una fiesta de cumpleaños para su hermana, que se considera como el nacimiento del hip-hop. Uno de los cerebros de esta obra que en abril ganó en la categoría documental de los premios Peabody –considerados como los Pulitzer de las producciones audiovisuales- es el guionista chileno-canadiense Rodrigo Bascuñán (41 años), quien ha dedicado su vida a investigar y difundir una cultura musical con la que se crió desde pequeño.
Este oriundo de Santiago es hijo de dos profesores que llegaron a Canadá en 1977 como exiliados de la dictadura. Bascuñán tenía 13 meses, pero desde Toronto cuenta que el ambiente en que creció le permitió mantener un nexo con Chile: "En esa época, varias familias acá en Toronto, incluyendo la mía, fueron parte de una cooperativa que se llama Arauco y que todavía existe. Eran cerca de 50 casas para chilenos y yo me crié con esa comunidad, donde todos eran exiliados, y el diálogo político estaba muy presente. Había gente del Partido Socialista, del MIR… todos los grupos que existían en Chile también estaban acá. Crecí con libros, posters, reuniones en mi casa, marchas, protestas. Una de las fuerzas que me formó fue el hecho de ser exiliado y saber sobre la dictadura. Es la base de mi personalidad".
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El equipo de Hip-Hop Evolution en los premios Peabody.[/caption]
El factor nostalgia
Cuando a Bascuñán se le pregunta cómo convencería a alguien que sabe muy poco de hip-hop para que vea la primera temporada del documental, él responde sin dudar: "La evolución del hip-hop es una historia global. Hoy ya es parte del mundo y no hay país o ciudad que no haya sido tocado por esta cultura. Entender cómo se creó es conocer la historia de nuestro planeta".
¿Y por qué te hiciste fan del hip-hop?
Creo que precisamente fue por ser exiliado. Cuando era muy chico escuchaba la música popular que se emitía comúnmente en la radio, pero cuando tenía como siete años me di cuenta de que había algo diferente. El baile del hip-hop, que se llama b-boy, fue lo primero que conocí, pero también escuchaba el rap, veía el grafiti en mi barrio y me relacioné con gente mayor que era DJ. Pero a esa edad no entendía que eso era parte de una cultura con nombre y filosofía propia. No fue hasta los 12 que me enteré de todo eso. Uno de los grupos que me atrajo fue Public Enemy, que tenía un mensaje muy político, anticapitalista, antirracista. Todo lo que decía el grupo tenía sentido, me tocó el alma y me dije "esta es mi música, esta gente se siente como yo". Era gente olvidada por la sociedad, que se sentía afuera del sistema, abusada, oprimida por la política del mundo. Desde entonces me metí en la cultura profundamente y nunca paré.
Public Enemy es precisamente una de las bandas que aparecen en Hip-Hop Evolution, documental producido por Banger Films, el estudio donde trabaja Bascuñán. La obra tiene como presentador al rapero canadiense Shad y también incluye entrevistas a Ice T, LL Cool J y N.W.A., banda cuya historia llegó hace poco al cine en el filme Straight Outta Compton¸ que obtuvo una nominación al Oscar por su guión. De ese grupo emergieron leyendas como Dr. Dre, quien a su vez impulsó las carreras de Snoop Dogg, Eminem, 50 Cent y Kendrick Lamar.
"Cada diez años aproximadamente se hace algo así, una especie de big picture o gran panorámica del hip-hop. La última fue en 2004 y estuvo a cargo de la cadena estadounidense VH1, pero esta vez nos tocó a nosotros. Tanto yo como Darby Wheeler –productor y director- queremos mucho esta cultura y fue una oportunidad inmensa", cuenta Bascuñán. El guionista recuerda que cuando él y el equipo de filmación fueron a Estados Unidos, muchos de los pioneros del hip-hop les decían que era muy raro que unos canadienses documentaran su cultura: "Nosotros tampoco entendíamos por qué la gente de allá no apreciaba más lo que habían hecho".
¿Cómo ha cambiado la cultura del hip-hop desde el documental de VH1?
Desde 2013, cuando empezamos a preparar el documental, hasta 2017 se produjo una modificación general en la cultura de América del Norte. La generación original del hip-hop y la segunda oleada, es decir, gente que tiene entre 45 y 60 años, llegaron a un punto en sus vidas donde se pusieron nostálgicos. Ahora realmente querían contar la historia de la cultura… Hace 10 años atrás la postura general cuando alguien les preguntaba era más bien "ah...no sé". No había tanto interés, no le daban tanta importancia. Ahora hay toda una generación de gente que se volvió más viejita y eso también se refleja en el hip-hop.
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Grandmaster Flash junto al presentador Shad.[/caption]
Bascuñán cuenta que en la cooperativa donde se crió la gente solía decir "Mira ese cabro es inteligente… va a ser doctor". Incluso estudió biología en la universidad. "En esa época tenía un show en la radio como DJ, empecé a escribir sobre hip-hop y era obvio que era algo que amaba. Me di cuenta de que la biología no era mi camino y creé la revista Pound", recuerda. La publicación, que existió entre 1999 y 2008, incluso tuvo una edición latinoamericana creada en Chile por Javier Carmona y que llegó a tener en sus portadas a figuras como Kaney West y la banda Cypress Hill. "Él hizo cuatro números, pero después de un año se dio cuenta de que era muy difícil seguir", recuerda Bascuñán.
Fuiste b-boy, también DJ y creaste tu propia revista. ¿Nunca pensaste en convertirte en músico de hip-hop?
Desde chico me di cuenta de que no tenía la voz para estar frente al micrófono, tampoco tengo la coordinación para bailar a un nivel muy alto ni el talento para pintar como los artistas del grafiti. Tenía habilidad para ser DJ… ahí hallé mi espacio y lo hice durante unos 10 años. Ahora no se da tanto, pero en los 80 y 90 era muy importante contribuir algo a la cultura, ya fuera tu técnica en el micrófono o en el tornamesa. En algún punto me dije que el máximo aporte a esta cultura era mi palabra escrita y así me convertí más en un cronista.
¿Ha cambiado la representación del hip-hop en los medios?
Globalmente, hoy la cultura es masiva. Antes era una cosa más bien marginal, pero hoy el hip-hop es la música más popular del mundo. Esto es bastante obvio y definitivo en América del Norte, pero también creo que alrededor del planeta es la música o la cultura dominante de la juventud.
En 2007, Rodrigo Bascuñán publicó un libro llamado Enter The Babylon System: Unpacking Gun Culture from Samuel Colt To 50 Cent. La inspiración para esta obra fue Kempton Howard, un trabajador de un centro comunitario en Toronto que amaba el hip-hop y que en 2003 fue asesinado a tiros por unos jóvenes con los que tuvo un altercado. Los medios y la policía culparon al hip-hop y sus historias de pandillas por el aumento del uso de armas de fuego en Canadá, por lo que Bascuñán y su coautor, Christian Pearce, decidieron investigar ese supuesto nexo y salieron en busca de artistas de hip-hop, traficantes de armas, académicos, políticos y víctimas de baleos.
¿La violencia sigue siendo un tema presente en el hip-hop?
Cuando los primeros artistas del hip-hop hablaban sobre temas más violentos o abordaban lo que pasaba en sus barrios, lo hacían con honestidad, porque lo que decían era "esta es nuestra realidad". Pero después hay que mirar caso a caso y ver si el artista está usando estereotipos para hacerse más famoso. Esto no es propio del hip-hop, sino que también se da en otros medios, porque la violencia vende. Ciertamente hay gente que lo ha usado de esa forma para crear una imagen que puedan vender, pero decir que el hip-hop promueve la violencia es muy facilista.
En cuanto a su nexo con Chile, el guionista cuenta que la mayoría de sus tíos y primos viven en el país y que tanto él como sus papás han venido de visita varias veces. "Al norte he llegado hasta Iquique con mi esposa y al sur conozco hasta Pucón", señala. Sobre la escena chilena del hip-hop admite que conoce muy poco, a excepción de Ana Tijoux y su antigua banda Makiza. Sin embargo, su diagnóstico a nivel general es que el hip-hop está más vivo que nunca: "A veces las personas ven el rap más comercial y dicen 'ese es el mensaje que domina esta cultura'. Pero existen tantas vías para acceder a la música y distribuirla que hoy más que nunca existe una gran variedad de música en el hip-hop. Eso sí, hay que poner un poco más de esfuerzo para encontrar lo que a ti te gusta".
Las estrellas del momento
Rodrigo Bascuñán explica que el hip-hop siempre está cambiando y eso es "parte de la fuerza y atractivo de la cultura. Siempre se está renovando". El guionista agrega que actualmente hay mucha variedad y que "cada seis o siete años se ve una generación nueva". De los artistas actuales, dice que algunos de los más relevantes son los siguientes:
Kendrick Lamar: Fue el gran vencedor de la última entrega de los MTV Video Music Awards, ceremonia donde se llevó seis premios, incluyendo el de video del año por su producción para el tema "Humble". Lamar tiene 30 años y se crió en Compton, Los Angeles, de donde también salieron los integrantes de N.W.A.
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Chance The Rapper: Tiene 24 años y proviene de la ciudad de Chicago. Su disco Coloring Book fue el primer álbum distribuido sólo vía streaming que ganó un Grammy. En julio pasado fue nominado a un premio Emmy por su canción original "Last Christmas", la cual presentó en el programa de televisión Saturday Night Live.
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J. Cole: Es oriundo de Carolina del Norte y tiene 32 años. Además de ser un autodidacta del piano, también es un productor de singles para artistas como Kendrick Lamar y Janet Jackson. También creó la Fundación Dreamville que apunta a mejorar la vida de los jóvenes de Fayeteville, la ciudad donde nació.
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J. Cole.[/caption]