Hace una semana, el consejo general de RN proclamó a la ex ministra Evelyn Matthei como abanderada del partido y despejó su camino como la única carta oficialista que competirá frente a Michelle Bachelet en noviembre. Su ex compañero de gabinete Rodrigo Hinzpeter, hoy titular de Defensa, no estuvo presente en el cónclave, aunque -en privado- realizó gestiones para que la figura UDI conquistara la nominación. A pesar de que desde que asumió en esa cartera se ha concentrado en sus labores, entra a escena para explicar sus razones de por qué Matthei era la mejor carta para el sector.
¿Lo sorprendió el 80% de respaldo que Matthei consiguió en el cónclave RN?
No, porque -contrariamente a lo que se trató de instalar- Evelyn Matthei era vista no sólo como una gran candidata para el sector, sino también como una persona que había dado sus primeros pasos en política como militante de RN y, por lo tanto, conservaba allí bastantes más afectos y simpatías que las que en algún momento se pretendió decir.
¿Ese resultado garantiza el respaldo comprometido de las bases RN en la campaña?
No me cabe ninguna duda. RN está comprometida con un aspecto aún más profundo que la persona de la candidata: la continuidad del gobierno del Presidente Piñera. Nos acompaña una convicción profunda de que la oportunidad de que la centroderecha pueda gobernar cuatro años más y cerrar un ciclo, digamos de ocho años, es por lejos lo más beneficioso para los intereses del país.
Se ha instalado una suerte de desafección de RN con el gobierno, lo que aumentó la incertidumbre respecto de la proclamación de Matthei, porque ella aparecía como la carta que impulsaba La Moneda. ¿Le preocupa la relación de su partido con el gobierno?
La desafección de RN es falsa. Soy fundador de RN, fui elegido en más de una ocasión con la primera mayoría para su comisión política, conozco a sus dirigentes en todo Chile y sé que algunos pueden tener sus opiniones e incluso sus discrepancias con algunas decisiones, pero en sus términos gruesos, respaldan contundentemente y con mucho orgullo lo que ha sido la labor de este gobierno. Los planteamientos de desafección corresponden más bien a discursos artificiales que han planteado a veces personas de la directiva, pero que no dan cuenta del sentir de los militantes de RN.
¿Dice que hay un diagnóstico distinto entre la cúpula de RN o alguna de sus figuras emblemáticas y las bases del partido?
Pienso que ha habido algo que no ha logrado cuajar adecuadamente, que es la relación del presidente de RN con el gobierno. Por distintas razones, Carlos Larraín, en el último tiempo Andrés Allamand y desde siempre, Manuel José Ossandón han expresado en forma pública, injusta y reiterada un conjunto de críticas que no tienen fundamento. Y tengo la impresión de que, como lo dicen personas que tienen ascendiente y liderazgo en RN, de pronto pareciera confundirse el orgullo colectivo que existe en el partido con el gobierno del Presidente Piñera con las opiniones, a mi juicio, equivocadas, pero respetables, de algunas de las personas que le he mencionado.
¿Era Matthei la candidata de La Moneda?
Ella tiene condiciones extraordinarias como política y como mujer que la hacen una muy buena candidata, y fue una gran ministra del Trabajo y una persona muy leal con el Presidente Piñera, pero ninguna de esas circunstancias hizo que La Moneda se la jugara por un candidato, no sólo porque no corresponde, sino que porque tampoco hubiera sido justo con otros que legítimamente hubieran querido postularse. Tras la enfermedad de Pablo Longueira hubo que buscar otro candidato y en RN no se paró ninguno. RN pudo tener el legítimo derecho de buscar una fórmula, se decía unas primarias en corto tiempo o una convención para escoger entre dos alternativas. La verdad es que RN no levantó ningún otro candidato y creo que eso fue, en buena medida, porque la política tiene coherencia: no se levantó otra carta porque Matthei resultaba ser una muy buena candidata.
Allamand -contrariando las palabras de Carlos Larraín, que dijo que el ex ministro no estaba disponible- acusó un veto de la UDI que bloqueó su candidatura...
Estoy absolutamente de acuerdo con Carlos Larraín. Allamand tuvo todas las oportunidades que hubiera querido para ser candidato después de la enfermedad de Pablo Longueira, pero él no estuvo dispuesto a someterse a algún proceso de evaluación corta y expresó también con toda claridad que no estaba dispuesto a ir con dos candidatos a primera vuelta, cosa que me parece muy acertada. En consecuencia, no veo en qué parte puede haber existido un veto hacia Andrés Allamand. Cosa distinta es que él haya pretendido que, imposibilitada la candidatura de Pablo Longueira, él surgiera como un candidato de consenso.
¿No era una opción natural, dada su participación en las primarias oficialistas?
Eso envuelve una miopía de inicio, porque Allamand nunca fue ni ha sido un candidato de consenso, tanto como no lo fue Pablo Longueira, al punto de que tuvimos que ir a primarias para resolver cuál de los dos iba a ser el candidato. Si Allamand o Longueira hubieran sido candidatos de consenso, ¡para qué diablos hicimos primarias! Entonces, convertirse ex post en candidato de consenso, cuando uno no lo ha sido antes, es un ejercicio de gimnasia política inviable.
¿Cree que Evelyn Matthei es una mejor candidata presidencial de lo que hubiera sido Allamand?
Las evaluaciones de los liderazgos políticos no pueden hacerse en términos absolutos, sino en términos relativos, en función de las circunstancias. Un liderazgo adecuado para una determinada circunstancia puede no serlo para otra. Me parece que, para esta circunstancia, el liderazgo de Evelyn Matthei es más eficaz que lo que hubiera sido el liderazgo de Andrés Allamand, Pablo Longueira e incluso de Laurence Golborne.
¿Por qué?
En primer lugar, porque competir con una mujer tiene una dificultad implícita para un hombre, que es sano y honesto reconocer: existe en una parte muy significativa de la ciudadanía la convicción de que los hombres deben ser caballerosos y respetuosos de las mujeres. En un debate político, donde muchas veces hay que hacer planteamientos firmes y contundentes, eso puede malinterpretarse y confundirse con agresividad, machismo, falta de respeto, y el hecho de que Matthei sea mujer elimina un riesgo electoral de esa naturaleza. En segundo lugar, porque me parece evidente que hoy, por razones muy profundas, la ciudadanía demanda dosis de afectividad por parte de sus liderazgos. Del conjunto de candidatos posibles de la centroderecha, la que posee mayor cantidad de atributos blandos es Matthei y, en ese escenario, compite muy eficientemente con Michelle Bachelet. Y en tercer lugar, porque no obstante tener esos atributos, hay una distinción muy significativa respecto de Bachelet, en el sentido de que también advierto en Matthei características de ejecutividad y eficacia, que es algo que la sociedad demanda.
¿Y por qué se demoraron tanto en nominarla? Finalmente, su elección fue el resultado de un escenario azaroso...
Esa es una función de los partidos. A veces el tiempo ayuda. Aquí hubo circunstancias fortuitas o imprevistas, pero creo que el destino hizo que la moneda cayera con la cara correcta hacia arriba.
Se han lanzado muchas ideas sobre el futuro de la derecha. La última fue de Allamand, que habló de una coalición popular. ¿Siente que el objetivo de RN debiese ir encaminado hacia una alianza con la DC?
La idea de la coalición popular es algo que se viene gestando en nuestro sector hace bastante tiempo. Personalmente, conversé de la coalición popular con Andrés Allamand y con Pablo Longueira antes del 30 de junio, y a ambos les planteé que si ganaban la primaria, debían convocar a la fundación de una coalición popular para enfrentar estas elecciones. En esa coalición actúan, naturalmente, RN y la UDI, pero hay muchos otros que quedan fuera de lo que es tradicionalmente la Alianza. Hay que crear una estructura en la cual muchos que no son militantes o simpatizantes de la UDI o RN se sientan cómodos, donde haya espacio para dirigentes sociales, grupos políticos como Evópoli, centros de pensamiento como Horizontal, que en torno a una coalición popular se pueden sentir más cómodos que en el traje de la Alianza. Entonces, la idea de la coalición popular no sólo mira a un DC, porque normalmente ese DC milita en su partido y va a seguir las directrices que adopten las dirigencias de su partido, sino que mira más bien a un conjunto de ciudadanos de centro.
Cuando llegaron al gobierno, llegaron con esta idea de ampliar las fronteras del sector. Incluso, en esa oportunidad, contaron con la complicidad de senadores de la Concertación. ¿Por qué ahora podría avanzar este proyecto si ya falló?
Estos trabajos son trabajos que toman años y no se produjo con la velocidad que me hubiera gustado, por lo tanto, hay que hacer un nuevo impulso y por eso soy partidario de la coalición popular. Hoy hay una mayor capacidad de acoger que la que había el año 2004 y me queda la tranquilidad de que vamos avanzando lento, pero en una dirección correcta.
¿Por qué hay candidatos oficialistas al Parlamento que se plantean críticos al gobierno y sienten que así pueden sacar dividendos electorales?
No comparto esa estrategia. Primero, porque creo que este gobierno ha sido muy bueno y, segundo, porque yo no concibo la política como el ejercicio de una actividad individualista, sino colectiva.
No ayuda mucho que se invite a los "no díscolos" a La Moneda, ¿no?
Eso es un incidente menor, porque todos tienen la libertad de ir a La Moneda, de oposición y de gobierno. Allamand anunció que sería candidato al Senado desde el despacho del ministro del Interior, y Manuel José Ossandón, por sí y ante sí, por razones que me resultan inescrutables, hace mucho tiempo decidió no ir a La Moneda, por lo tanto, creo que, si es consecuente con su decisión, tampoco debiera ir ahora. Laurence Golborne y Pablo Zalaquett tienen el derecho de visitar al ministro del Interior si quieren hacerle alguna propuesta que sea de su interés, pero también la tienen los candidatos de oposición. Esto no es un monopolio de los candidatos del gobierno.
¿Y su futuro? Usted tempranamente desechó ser candidato senatorial. ¿Le interesa en un futuro la conducción de RN?
Afortunadamente, siempre he visto la política como un campo muy amplio, en el cual uno puede participar desde distintas y múltiples esquinas. A mí me interesa que al país en su conjunto le vaya bien. En consecuencia, ya veré dónde el destino me permite colaborar con el país en el futuro. No es algo que hoy me quite el sueño, yo estoy muy contento y satisfecho con estar siendo parte del gobierno del Presidente Piñera, y lo que venga hacia adelante lo veré en marzo del 2014 y no antes.