El suizo Roger Federer decidió dejar atrás los experimentos y volver a su vieja raqueta de aro chico, con la esperanza de recuperar en los próximos días su mejor juego y llegar así con buenas posibilidades al Abierto de tenis de los Estados Unidos.
"Haré pruebas con raquetas cuando tenga más tiempo, tras el Abierto de Estados Unidos", dijo Federer en la noche del martes tras derrotar 6-3 y 7-6 (9-7) al alemán Philipp Kohlschreiber y avanzar a la tercera ronda en Cincinnati.
"Jugué durante un mes con la negra, un prototipo. Al final sentí que ahora mismo lo que necesito es simplificar todo y jugar con lo que mejor conozco", explicó el número cinco del mundo, que acaba de cumplir 32 años.
Tras caer sorpresivamente en la segunda ronda de Wimbledon, Federer probó una raqueta de aro más grande en Hamburgo y Gstaad, dos torneos en los que estuvo lejos de mostrar su mejor juego y en los que los resultados fueron decepcionantes.
El salto de la raqueta de 90 pulgadas a una de 98, similar a la que utilizan la mayoría de sus rivales en el circuito, no funcionó para el suizo, que acusó también problemas en la espalda durante aquellas semanas de gira europea sobre arcilla.
"Estoy muy feliz, es bueno estar de regreso y jugar sin dolores. Mi mentalidad es buena, jugué bien, me sentí bien", aseguró el ex número uno del mundo, que el jueves se medirá por un lugar en los cuartos de final ante el ganador del choque que enfrenta hoy al alemán Tommy Haas y el español Marcel Granollers.